Con un combo de sinceramiento sobre la crisis social y de ingresos, más promesas de segmentación de retenciones y la voluntad de charlar, el presidente Alberto Fernández logró congelar el conflicto de fin de año con el campo. En una reunión que mantuvo con la Mesa de Enlace, el mandatario les explicó que la situación fiscal requiere el esfuerzo de todos los sectores, pero que eso no implica que la idea sea cargar de impuestos a la actividad en forma indiscriminada. También confirmó que habrá compensaciones para pequeños productores y para aquellos que estén lejos de los puertos.
En este contexto, y según lo declarado a posteriori por los popes del agro, el vínculo campo-Gobierno parece haberse estabilizado o bajado de tensión, luego de días en los que hubo fuertes cruces por los tributos a las exportaciones. Hubo incluso dirigentes que a la salida de la reunión con el Presidente se mostraron abiertos a llevar un mensaje de calma a los productores, muchos de los cuales ya estaban preparando medida de fuerza en signo de protesta.
Según supo Letra P, Fernández dejó claro que “en la idea de poner a la Argentina de pie el campo es un socio fundamental del Gobierno”. Y también les dijo a las entidades que las retenciones tienen que ir disminuyendo, porque no son un elemento deseable en funcionamiento de la economía. Lo escucharon con atención Daniel Pelegrina (Sociedad Rural), Jorge Chemes (Confederaciones Rurales), Carlos Achetoni (Federación Agraria) y Carlos Iannizzotto (Coninagro). Del encuentro, participaron el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, el ministro de Agricultura, Ganadería y Pesca, Luis Basterra; Gabriel Delgado, titular de la Unidad para el Cambio Rural (UCAR), y Julián Echezarreta, secretario de Agricultura.
“El Presidente fue muy explícito: entiende que hay que bajar las retenciones, que no son medidas permanentes sino transitorias. Ahora lo ve complejo, pero se tiene que hacer un examen macroeconómico”, dijo Basterra. Y agregó que “estamos transitando el camino de poner de pie la difícil situación fiscal que atraviesa la Argentina”.
Por fuera de las declaraciones, la reunión tuvo un tono inicial que los presentes describieron como “de semblanteo”, con algo de tensión, pero luego se encauzó el diálogo. Hubo, en este sentido, una idea rectora clave que aclararon los funcionarios: que las retenciones no son para pagar la deuda, sino para lograr el equilibrio fiscal interno. “La deuda se paga con crecimiento”, explicaron los funcionarios.
Achetoni, de FAA, consideró que “la sensación es positiva, buena, se desarrolló en un marco de sinceridad y el Presidente planteó los problemas de las finanzas del Estado. Nosotros planteamos inconvenientes del sector y problemas que acarrea la excesiva carga impositiva”. En este sentido, FAA planteó un plan de segmentación y en particular de agricultura familiar, mientras que Coninagro pidió por un programa agroindustrial.
El más duro fue Pelegrina. El titular de SRA aclaró que la idea del campo sigue siendo ir hacia retenciones cero, pero hizo una lectura positiva del encuentro: “hablamos de cómo recuperar la rentabilidad y el futuro. Todos tenemos que contribuir a ese crecimiento. El Presidente fue claro sobre la necesidad fiscal. (...) Este mal impuesto debe ser eliminado". De todos modos, Pelegrina y el resto de las entidades insistieron en que le solicitan al Gobierno que no aplique el incremento del 3% a la soja, al trigo y el maíz. La respuesta oficial de Basterra fue que “el Presidente lo ve complejo, no se comprometió a la quita del 3% adicional pero sí al análisis".