NUEVO CICLO | SANTA FE

Perotti arrancó con un duro diagnóstico y los cañones apuntando al socialismo

Acompañado por el Presidente, el gobernador asumió denunciando un "pacto de gobernabilidad con el delito" del gobierno saliente, con Lifschitz atónito a su lado.

Con el aval expreso e in situ del presidente Alberto Fernández, y en su primer discurso como gobernador de Santa Fe, Omar Perotti juró ante la asamblea legislativa, denostó a la gestión socialista y denunció un “pacto de gobernabilidad, directo o indirecto, con el delito”.

 

Perotti dijo en su discurso todo lo que calló a lo largo de seis meses. Reveló todos sus pensamientos duramente críticos contra el gobernador saliente Miguel Lifschitz y el socialismo todo. Castigó al progresismo por la situación fiscal, los “altos” niveles de pobreza y la “emergencia en seguridad” que aquejan a la provincia.

 

Fernández fue medido y hasta afectuoso con el mandatario socialista, le reconoció “cariños” y “respeto”. Perotti, en cambio, a lo largo de 21 minutos, fue implacable con el ingeniero rosarino. “Hay una mala situación fiscal, niveles de pobreza que avergüenzan, alto desempleo, una alta demanda alimentaria y emergencia en seguridad”, enumeró y exclamó: “Hay que ordenar a Santa Fe en todo sentido”.

 

 

Con el “semejante nivel de deterioro” que padece Santa Fe, a juicio del rafaelino, el déficit continuará creciendo “de manera significativa”. Alegó, a la vez, un “elevado” nivel de deuda flotante, producto de “gastos realizados y no pagados”. Se comprometió a “gastar con prudencia” y prometió no quejarse de la “pesada herencia”, porque “a las crisis no se las llora, se las enfrenta y derrota”.

 

Luego de repasar cuestiones de índole financiera, Perotti se metió de lleno en el caballito de batalla de la campaña: la inseguridad. El peronista prometió “orden y paz” y le conminó la tarea al progresista Marcelo Saín, que este mismo jueves presentará su “plan”. Bregó por una policía “adecuada a la legalidad democrática”, aunque aclaró que la fuerza “adolece de severas deficiencias” y remarcó, entre ellas, el “deterioro en condiciones laborales”. Ahí fue cuando habló de “pacto de gobernabilidad” y disparó un silencio en el recinto. “Esto se acabó”, bramó y llamó a “cortar los vínculos con el delito”.

 

Para lo último se guardó un comentario sagaz sobre la novela del presupuesto, confeccionado por Lifschitz, que aprobó la Legislatura. Sin nombrarlos, pareció referirse a los senadores peronistas, al fuego amigo, que avaló la jugada del ex mandatario socialista. “Las trampas de la vieja política ya no sirven, son parte de un paradigma gastado”, pegó y sostuvo que dichos dirigentes se encuentran “alejados de su gente” y son “parte de un pasado que entre todos tenemos que cambiar”. “Me comprometo que al final de mi mandato pediré todas las prórrogas necesarias para que el nuevo mandatario pueda hacer su presupuesto”, cerró para el aplauso generalizado, dentro y fuera de la Legislatura. 

 

LA PREVIA. La ceremonia, que debía arrancar a las 17, se retrasó por la demora de Fernández. Las autoridades de la Legislatura, constituidas en Asamblea Legislativa, aprovecharon entonces para arrancar con las formalidades. Conformaron las comisiones de exterior e interior, necesarias para el proceso de jura y llamaron a cuarto intermedio.

 

 

 

El díscolo Armando Traferri propuso que la primera esté integrada por sus pares Felipe Michlig, Alcides Calvo, Lisandro Enrico y él. El cuarteto salió minutos más tarde a la puerta de la Legislatura para recibir al binomio que gobernará Santa Fe hasta 2023. 

 

Perotti y Alejandra Rodenas bajaron de una camioneta importada. Él, en el asiento del copiloto, y ella, en el trasero izquierdo. Él, de sobrio traje oscuro, y ella, de galante vestido color crema. Se acercaron y saludaron al numeroso grupo de ex combatientes de Malvinas y se dedicaron a esperar la llegada de Fernández. 

 

Acompañado del ministro de Interior, Eduardo De Pedro, y la ministra de Vivienda y Habitat, María Eugenia Bielsa, el Presidente entró a la Legislatura para presenciar la jura de la dupla que le devolvió Santa Fe al PJ luego de doce años de socialismo. Lo esperaron juntos, como nunca hicieron en la convulsionada transición, Perotti y Lifschitz.

 

Rodenas se saltó el protocolo un par de veces. Se le “mezclaron los papeles” porque, juzgó, todos estaban “muy emocionados” por la asistencia del líder del Frente de Todos y por la “gesta histórica” de la victoria santafesina.

 

La vicegobernadora juró por “la patria y el honor” y Perotti lo hizo por “Dios, la patria, el pueblo de la provincia y mi honor”. Fernández, en un brevísimo discurso, se comprometió “a apoyar y acompañar” a Santa Fe y celebró que su “amigo” sea quien comande los destinos de la provincia.

 

Javier Milei en una exposición de maquinaria agrícola, uno de los pocos sectores industriales con expectativas
Joaquín Blanco, nuevo presidente del socialismo en Santa Fe.

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