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Pichetto se acerca a dos popes del PRO bonaerense y aísla más a Vidal

Mientras trabaja en la unción de Macri jefe de la oposición, visitó a Garro y Jorge Macri, dos intendentes con votos propios. Reunión con Dietrich y factor Bullrich. La gobernadora, afuera de la foto.

“Hay que ocupar los espacios”. La máxima de Sabella en el fútbol aplica a la política. Y, dirimida en las urnas la contienda por los cargos formales, la pelea más atrayente se libra ahora entre los perdedores por comandar la oposición. Con la remontada histórica entre las PASO y octubre, el Presidente corre con ventaja. No le alcanzó para ganar, pero el 40% lo devolvió por completo a la cancha. Y ya juega ese partido intentando aislar a su principal oponente dentro de su propio espacio, el PRO: la gobernadora de Buenos Aires, la provincia que tiene el 38% del padrón electoral del país. En ese esquema, su compañero de fórmula presidencial bajó al territorio bonaerense a alinear(se) a dos figuras clave de Cambiemos bonaerense, los intendentes de La Plata, Julio Garro, y de Vicente López, Jorge Macri, ambos con votos propios y ganadores en sus distritos. La elección de Patricia Bullrich para presidir el partido a nivel nacional, diversas reuniones y movimientos internos completan pedazos de una foto general actual en la que no aparece María Eugenia Vidal.

 

El realineamiento del PRO bonaerense resulta clave en la contienda al interior de la alianza que a partir de diciembre será oposición. Y, por ende, en el entramado de una oposición nacional que sin dudas liderará Mauricio Macri. Miguel Ángel Pichetto fue la carta sorpresa para contrarrestar la jugada de CFK de correrse un paso y es el primer militante -peronista- del Macri jefe opositor. En estos días llamó a “ampliar la base de debate” en una “oposición responsable”. “No hay ninguna fuerza política en el mundo que si tiene una base electoral de 40 puntos y un líder que fue presidente, pueda desperdiciar eso”, dijo reafirmando el rol de conductor de su nuevo jefe político.

 


El intendente Garro, en la presentación de Puente, junto a Pichetto.

 

 

POPES. Buenos Aires es la porción de la torta más apetecible y, por ende, también lo son los dueños de grandes cantidades de votos. El miércoles, el senador desembarcó en la capital bonaerense, que gobierna y seguirá gobernando Garro. La excusa fue el lanzamiento de la asociación civil Puente, integrada por un grupo de jóvenes profesionales de distintas ramas afín a Juntos por el Cambio, y que se propone para pensar políticas de inclusión en el contexto de un mercado laboral atravesado por las nuevas tecnologías.

 

La foto de Pichetto junto al jefe comunal que logró la reelección suma elípticamente al habitante de la Casa Rosada en la interna de Cambiemos. Después de perder por 10 puntos en las Primarias contra el Frente de Todos, el intendente sacó más del 48% de los votos y una diferencia de más de 34 mil sufragios sobre el segundo y revalidó el cargo. En el marco de ese reacomodamiento de la alianza, Garro le pidió la renuncia a todo su gabinete. Quiere volver todo a “foja cero”.

 

 

 

En el evento al que asistió Pichetto, también estuvieron el concejal peronista que vence mandato Fabián Lugli y el secretario general del Sindicato de Municipales, Darío Alfano; también la concejala electa de ese mismo sector Romina Marascio, la diputada bonaerense Carolina Barros Schellotto y el ex ministro de Economía bonaerense Jorge Remes Lenicov. Fue la primera visita de Pichetto a La Plata luego de las elecciones.

 

La elección del siguiente mojón en el camino del senador por territorio bonaerense no es casual. Vicente López –allí fue el jueves 21– es comandado por el presidente del PRO bonaerense, el primo del Presidente, quien –se sabe– emerge como un candidato puesto para pelear la gobernación en 2023. Dueño del 62% de los votos en el distrito de la Primera sección y sin chances para buscar otra reelección, Jorge Macri avisó rápido: “Los intendentes somos el principal sostén de este espacio”, dijo. Fue tres días después de la elección de octubre en la que Axel Kicillof le sacó 14 puntos de distancia a Vidal. En aquella cumbre de la que participaron los principales dirigentes de todos los espacios que conforman Cambiemos y también la mandataria, Macri fue contundente. “Ya no hay una gobernadora que nos represente a todos, así que va ser una mesa amplia con presencia de intendentes, de legisladores”.

 

 

 

Tras recibirlo en su despacho, el jefe comunal se encargó de mostrar en su cuenta de Twitter la estrecha relación que tiene con Pichetto: “Reunido con mi amigo y vecino Miguel Ángel Pichetto. Seguimos trabajando juntos por el País que queremos y en el que creemos”, escribió.

 

Macri y Garro se destacan entre el grupo de intendentes de Cambiemos que consolidarán su poder en diciembre. Ambos se vuelven clave para quien quiera comandar la oposición. Y el acercamiento del enviado presidencial se inscribe en esa lógica.

 

JAFATURA PRO. Desde el día en que las urnas le confirmaron que su estadía en la Rosada tenía fecha de vencimiento, Macri comenzó a disputar la conducción de la oposición pese a que aún restaba el partido por los puntos. El resultado del #SíSePuede Tour terminó confirmándole que su estrategia pos PASO no fue errada.

 

Macri cambió de estrategia pero no de equipo. Más bien todo lo contrario. Peronizó su campaña pero anidó en su círculo más intimo su construcción de poder. La elección de la ministra de Seguridad Patricia Bullrich para suceder a Humberto Schiavoni en la presidencia del Consejo nacional del PRO es un ejemplo de ello.

 

 

 

Bullrich ha sido, entre el elenco estable de Cambiemos, una figura de alta exposición mediática que jamás se despegó un centímetro del presidente. Con su propuesta, Macri no solo pone a una alumna ejemplar, defensora acérrima de todas sus políticas, para que represente al partido, manda por oposición un mensaje a otras figuras, como Vidal, quien desde el momento en que perdió trabaja para sacarle provecho al 38% de los votos que consiguió.

 

Días atrás, el Macri de Vicente López se reunió en un hotel centro de la Ciudad Autonóma de Buenos Aires con el ministro de Transporte de la Nación, Guillermo Dietrich. Ese encuentro, como otros de un mismo tenor, no significa nada de manera aislada. Pero vistos en perspectiva y en el mapa opositor que comienza a delinearse, son señales inequívocas de una construcción que incluye a muchos pero deja en color sepia a otros que pelean por un sillón de mando.

 

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