Este mes, el “Pack Fútbol” cumplió su segundo aniversario con tensiones y un horizonte político que arrojan más preguntas que certezas. El recambio presidencial, el malestar creciente de la industria de tv por cable y los cambios en las condiciones de prestación de un servicio que aumenta, pero carece de prestaciones cuando hay receso en el torneo de fútbol masculino de primera división argentina, se combinan para abrir interrogantes sobre su futuro.
En diciembre, la sociedad conformada por Fox y Turner para explotar el monopolio de los derechos de exhibición del fútbol estableció un nuevo aumento del precio de acceso, que pasará a costar $665 mensuales (contra los $580 actuales), por un servicio que, justo en los dos meses siguientes, casi no ofrece contenidos, ya que coinciden con el receso de la competencia de primera división.
Además, la asunción de Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner (CFK) como presidente y vice el 10 de diciembre próximo puede afectar el esquema actual de gestión del negocio. Dada la íntima sensibilidad política de la gestión de los derechos del deporte más popular en la Argentina y la participación protagónica que tuvo el macrismo en cuestionar, ultimar y velar el programa “Fútbol para Todos” -concebido en 2009 por CFK en el marco de la entonces flamante guerra entre el kirchnerismo y el Grupo Clarín-, no faltan los suspicaces que sueñan con aplicar un artículo vigente de la ley audiovisual (norma parida también en 2009) que impactaría en la línea de flotación del tándem Fox-Turner.
ARTICULO 77. — Derecho de acceso. Se garantiza el derecho al acceso universal —a través de los servicios de comunicación audiovisual— a los contenidos informativos de interés relevante y de acontecimientos deportivos, de encuentros futbolísticos u otro género o especialidad.
El artículo 77 de la ley, todavía vigente pero nunca aplicado durante la presidencia de Mauricio Macri, establece que el Poder Ejecutivo debe garantizar “el derecho al acceso universal —a través de los servicios de comunicación audiovisual— a los contenidos informativos de interés relevante y de acontecimientos deportivos, de encuentros futbolísticos u otro género o especialidad”. Esos eventos deben definirse en audiencias públicas que el órgano gubernamental de comunicaciones creado por decreto de Macri, el ENaCom, eludió realizar en estos años, pero que podrían reactivarse con otro personal dirigente en la autoridad de aplicación. Y, si se reactivan las audiencias públicas en cumplimiento de la norma vigente, es muy probable que los partidos de primera división del fútbol sean nuevamente incluidos en el listado de contenidos de interés relevante con la consecuente obligación de su transmisión en abierto para los hogares. La pelota, entonces, pica una vez más del lado de la iniciativa presidencial, en un país habituado a la centralidad del primer mandatario.
La industria no luce cómoda con el actual esquema. Las aristas privadas del negocio irritan a la amplia cadena de cableoperadores, incluidos dos de los cuatro mayores cableros del mercado.
Como es público y notorio, este es un tema de alta intensidad política: Macri esperó hasta después de las elecciones parlamentarias de 2017 para que el “Pack Fútbol” reiniciara el arancelamiento en modo “premium” del acceso a los partidos (que había regido entre 1992 y 2009) del torneo a partir de entonces bautizado “Superliga” en un rapto de hiperbólica inspiración de los creativos publicitarios. Es decir, el gobierno saliente no quería, entonces, afectar su desempeño electoral con una medida que, descontaba, iba a caer mal en el electorado y que, aparte, contradecía una de las promesas de continuidad que había hecho Macri en la campaña presidencial de 2015.
La historia posterior es conocida: el fútbol de primera división volvió a ofrecerse no ya en el paquete básico de un sistema de acceso audiovisual generalizado en la Argentina, como es la tv paga, sino a través de dos señales llamadas “premium” porque exigen un arancel extra, aunque su programación de calidad diferencial y las ventajas tecnológicas con las que propagandizaban su lanzamiento en 2017 quedaron ya en el olvido.
Hoy, en un contexto que empuja a distintos sectores a un pacto social con acuerdos para evitar mayores cargas en los hogares castigados por la recesión de estos últimos años, el constante incremento de los precios del “Pack Fútbol” podría llamar la atención. ¿Y si los precios del “Pack Fútbol” fueran incluidos en ese pacto? ¿Y si en lugar de exigir un doble arancelamiento (pagar por el básico de la tv por cable o satelital, además del monopolio Fox-Turner) se incluyeran los contenidos en el paquete básico de la tv paga?
En el nuevo oficialismo no faltan quienes esperan, además, las elecciones en Boca Juniors tras la movida de Juan Román Riquelme de participar de la contienda, para declarar la derrota de los proyectos de sociedades anónimas alentados por el macrismo junto con una redefinición de los términos contractuales del “Pack Fútbol”. Sería un verdadero giro cultural en el deporte más acendrado en las costumbres argentinas.
La industria tampoco luce cómoda con el actual esquema. Las aristas privadas del negocio irritan a la amplia cadena de cableoperadores. Si bien las quejas más contundentes surgen de los operadores medianos y pequeños, también incluyen a dos de los cuatro mayores cableros del mercado, a los que Fox-Turner les impone un contrato en el que captura el 90% de los ingresos sin participar de las labores de cobro a usuarios finales, tendido o mantenimiento de las redes y otros costos. Además, cableoperadores de las redes Intercable (PyME) y Colsecor (cooperativa) afirman que Fox y Turner exigen una base de hogares abonados suscripta al servicio y que fueron elevando esa base de modo unilateral.
Para los canales de televisión abierta, que padecen la migración paulatina pero constante de sus audiencias, las tensiones suscitadas por el “Pack Fútbol” y las posibilidades que la política reintroduce en la gestión de los derechos de emisión es una oportunidad de recuperar algo de oxígeno, siempre y cuando las reglas de la televisación abran la cancha ahora que la pelota está del lado de Alberto Fernández.