ELECCIONES 2019 | BOLIVIA | ENTREVISTA

“El principal reto es mantener la estabilidad política y económica”

El analista político Marcelo Silva le dijo a Letra P que esa es la clave para que el país no vuelva a situaciones de derrumbe como las que conoció en el pasado. Balance de la era Morales.

LA PAZ (Especial) El politólogo y analista político boliviano Marcelo Silva repasó en una entrevista con Letra P las “luces y sombras” de los 13 años de gobierno de Evo Morales, a la vez que destacó como el principal desafío del próximo gobierno “mantener la estabilidad económica y la estabilidad política”. “Cualquier derrumbe podría implicar la inestabilidad de otros aspectos”, señaló con preocupación.

 

La era Morales, señaló, tuvo como saldo positivo “la estabilidad económica y el ascenso social”, mientras que los negativos fueron “el haber desconocido los resultados del referéndum de 2016, en el que la población le dijo que no a una repostulación, además de la corrupción y el desgaste natural”.

 

 

BIO. Marcelo Silva es politólogo de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA), la casa de altos estudios pública más grande y más importante de Bolivia. Además, estudió en las españolas Universidad de Salamanca y Universidad Internacional de Andalucía. Fue concejal en La Paz por el oficialista Movimiento Al Socialismo (MAS), pero renunció en 2018 por  diferencias políticas con el gobierno y para dedicarse a su actividad académica. Hoy es consultor y analista político para medios locales e internacionales. 

 

-¿Cuáles fueron los elementos salientes de esta campaña?

 

-Hay dos que son muy importantes. El primero es que la elección está polarizada entre dos criterios fundamentales: la continuidad de la estabilidad económica, representada por la candidatura de Evo Morales. Su reelección está planteada fundamentalmente en la continuidad de la estabilidad y el crecimiento más allá de cualquier otro elemento. Contrariamente, en segundo lugar, aparece la candidatura de Carlos Mesa, quien es el que tiene más posibilidades de acercarse a los niveles altos de votación y manifiesta, como eje central de su campaña, el voto útil y el hecho de que es el único capaz de llevar a Evo Morales a una segunda vuelta y ganarle con la unión de las oposiciones. En este clima, las encuestas marcaron una diferencia favorable al presidente, pero no cerraron la idea de que todo está definido. Este domingo los bolivianos vamos a votar con la duda de saber si va a haber o no segunda vuelta.  

 

-¿Cómo calificaría los 13 años de gobierno de Morales?

 

-Pienso que hubo luces y sombras. El principal elemento de esas luces es la estabilidad económica y el crecimiento que Bolivia no había tenido desde hacía mucho tiempo. El segundo es el ascenso social de un matriz básicamente étnica. Esto ha permitido que sectores populares del país tengan acceso al poder político, al poder económico y puedan reivindicarse culturalmente y establecer un principio de mayor equidad. En tanto, son tres las sombras. La primera es el haber desconocido los resultados del referéndum de 2016, en el que la población le dijo que no a una repostulación. En las últimas semanas hubo una serie de cabildos ciudadanos, principalmente en Santa Cruz, Cochabamba y La Paz, que volvieron a enarbolar la bandera del 21F y establecido que la candidatura, si no es ilegal, al menos es ilegítima. La segunda es la corrupción. El presidente ha tenida serias denuncias que han llegado hasta los sectores más cercanos de su gabinete. La última es el desgaste natural. Son 13 años de gestión que indudablemente hacen esperar al electorado un nuevo surgimiento y una nueva posición.

 

-¿Cree que el ascenso social del que habla le genera nuevos desafíos al gobierno?

 

-Así es. El país ha superado índices de pobreza extrema, lo que ha generado una movilidad social ascendente a clases medias. Creo que el problema del MAS (ndr: Movimiento al Socialismo, el partido de Morales) ha sido no acompañar ese ascenso social con dos cosas. Primero con la cercanía urbana a este ascenso y segundo con un cambio de discurso. El MAS sigue en las viejas dicotomías de izquierda/derecha y colonialidad/descolonialidad. Creo que se ha quedado corto en articular ciertos elementos de renovación discursiva para que estos sectores ascendentes sigan apoyando al proceso político.

 

 

"Evo Morales ha generado una movilidad social ascendente a clases medias, pero se ha quedado corto en articular ciertos elementos de renovación discursiva para que estos sectores ascendentes sigan apoyando al proceso político".

 

 

-¿Cómo describiría a Carlos Mesa?

 

-Ha hecho una campaña floja. Veremos si el voto útil lo ayuda. Viene de ejercer la presidencia en un momento de crisis de gran envergadura. Fue el vicepresidente de Gonzalo Sánchez de Lozada, el presidente que fue prácticamente derrocado en 2003. Él renunció dos veces arguyendo que no podía manejar al país y creo que eso se quedó un poco en la memoria social. La gente esperaba a un Mesa que pudiera borrar ese recuerdo, un Mesa que se pudiera presentar como un estadista, un líder, pero su rendimiento fue muy pobre. No ha mostrado sus rasgos de liderazgo. Al contrario, ha tratado evitar el diálogo sobre algunos elementos de denuncias que han surgido sobre él. Sus estrategas han cifrado toda la esperanza en la conciencia de la población en el sentido de que es la única opción para sacar a Evo Morales. Incluso los acuerdos políticos que ha recibido en el último tiempo -del ex presidente Jorge “Tuto” Quiroga y del ex candidato a presidente Samuel Doria Medina- reconocen que no es el mejor liderazgo, aunque han decidido apoyarlo en el sentido del voto útil. 

 

-¿Cómo se explica el fenómeno del candidato del Partido Demócrata Cristiano, Chi Hyun Chung, que ha logrado llegar al cuarto puesto en las encuestas con un discurso muy polémico?

 

-Hay dos elementos para explicar esto. El primero es la novedad. Es un outsider en el puro y estricto sentido de la palabra. Es un hombre que nunca hizo política y que nunca tuvo la intención de hacerlo. Viene del mundo universitario, del sector evangélico y su ascendencia asiática lo ayuda mucho. Esto demuestra que el sistema boliviano necesita oxigenación. Carlos Mesa, Víctor Hugo Cárdenas, Víctor Paz Zamora llevan más de 30 años en la política. Tenemos un presidente que lleva 13 años en la gestión gubernamental. La gente quiere algo nuevo, nuevos rostros y nuevos discursos. Además, es un fenómeno viral. Utiliza muy bien las redes sociales, recibe el apoyo de los jóvenes y su eslogan “Chi puede” pasa a ser un elemento de las redes. El segundo elemento es su discurso absolutamente conservador, que replica un poco los fenómenos (de Jair) Bolsonaro y (Donald) Trump, en los que el discurso histriónico-conservador establece una censura homofóbica, papeles nuevamente misóginos que tienen ciertos nichos de aceptación ciudadana que se han visto identificados. En un momento donde la discusión iba por otro lado, más bien de abrir derechos a estos grupos, Chi aparece como un antisistema que dice que no y que hay que darles tratamiento psiquiátricos a los homosexuales. 

 

"Carlos Mesa ha hecho una campaña floja. Veremos si el voto útil lo ayuda".

-¿Cuáles cree que serán los principales desafíos que tendrá Bolivia a partir del lunes, gane quien gane?

 

-Mantener la estabilidad económica es el primer reto. Cualquier derrumbe de esta estabilidad podría implicar la inestabilidad de otros aspectos. La segunda es la estabilidad política. Esto tendrá mucho que ver con la capacidad que tendrá el presidente Morales en restablecer sus lazos, si es que es electo, con aquellos sectores entre los que ha perdido el apoyo, urbanos principalmente, que dudan de su vocación democrática. Si es Mesa, la cosa es mucho más compleja porque tendrá que buscar la estabilidad política formal e informal. La formal está dentro de la Asamblea Legislativa. Los números no le son favorables por lo tanto tendría que ir tras una mayoría que podría ser imposible sin el MAS o ingeniárselas para gobernar con el MAS. La informal está referida a los grupos corporativos que han sostenido al presidente Morales: estamos hablando de los campesinos, cocaleros, transportistas, gremiales, mineros y, por supuesto, los sectores empresariales del Oriente boliviano.

 

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