Una cadena de valor persistentemente distorsionada en perjuicio de su primer eslabón y costos de producción dolarizados que se hacen insostenibles en un contexto de escalada incesante del billete verde. La extensa y creciente crisis que atraviesan los productores lecheros ya comienza a verse reflejada en números. De acuerdo a datos publicados en las últimas horas por el Observatorio de la Cadena Láctea Argentina (OCLA), durante 2018 cerraron 604 tambos en todo el país, una contracción del 5,3% con relación a los establecimientos existentes en 2017, cifra que representa la reducción interanual más significativa de los últimos tiempos.
Con datos tomados al 23 de agosto de este año, el informe de la OCLA resaltó “lo significativo” de este porcentaje de reducción de tambos, cuando la tasa anual de cese para los últimos 30 años es del 3,4%. Así, de las 11.326 unidades productivas existentes en 2017, se pasó a 10.722. Teniendo en cuenta la fecha alcanzada para la recolección de estos datos, voces del sector consultadas por Letra P consideran que lo peor está por venir: “En esa cifra no tenés el dólar a $40”, advirtieron.
Fuente: OCLA.
Siguiendo con el informe de la OCLA, se detalló que, sobre todo por las consecuencias de las cuestiones climáticas adversas”, las provincias de Santa Fe y Buenos Aires han perdido participación en el número de tambos a nivel país (1 punto porcentual cada una), situación que se contrapone con Córdoba que se mantiene o mejora levemente. Respecto al número de vacas, la provincia de Buenos Aires fue la que exhibió el mayor retroceso: 2,1 puntos respecto al año anterior.
Este escenario se plantea días después del anuncio del Gobierno referente a la aplicación de retenciones a las exportaciones a todos las producciones, de las que la lechería no escapa. Aunque las exportaciones de lácteos están en un mínimo histórico (en 2017, un 12% de la producción), el 8% de retenciones no deja de disparar un hondo malestar en los tamberos que observan que la medida del Ejecutivo no contempla la delicada situación que atraviesan economías regionales y enclaves productivos como éste.
Fuente: OCLA.
“La vaca come dólares y le ordeñás pesos”, resumió la dinámica del sector la Coordinadora Comisión de Lechería de Carbap, Andrea Passerini, quien, en diálogo con Letra P alertó: “Lo que tenés que hacer para no fundirte es dejar de darle a las vacas el balanceado o abaratar a la máxima expresión el balanceado que comen en las fosas las vacas en ordeñe”.
Passerini detalló que, de junio en adelante, el balanceado aumentó en reiteradas oportunidades y que, durante la semana en que el dólar pasó de $30 a $40 los valores treparon un 20%. Con la cadena de pagos en jaque, la referente de lechería de Carbap destacó que se produjo un 150% de aumento de costos en escasos meses, mientras que “el precio que paga la industria es en pesos y va aumentando de a centavos”.
En un marcado escenario de merma de unidades productivas, Passerini observó: “El tambo que hoy cierra remata todo a precio vil, es tristísimo” ya que “hoy una vaca madre vale menos que una vaca para frigorífico. No hay mercado para vender una vaquillona preñada, para vender madre. Entonces, hoy cerrás un tambo y mandás todo a Liniers o al frigorífico que sea, y mandás genética de años”.