El Banco Central pondrá en marcha este martes un nuevo capítulo del desarme de la llamada “bola de nieve de las Lebac”, el instrumento de inversión en pesos que fue la gran apuesta de la gestión de Federico Sturzenegger para absorber los dólares del aluvional endeudamiento que acercaba al país el entonces ministro de Finanzas, Luis Caputo. Como dicha política está detrás de buena parte de los dramas financieros y económicos actuales, Caputo, hoy titular de la autoridad monetaria, se impuso desactivar la bomba, pero especialistas advierten que con mal timing y al costo agravar la presión cambiaria.
En rigor, las Letras del Banco Central (Lebac) ya no son lo que eran. Por un lado, porque se ha reducido su stock a la mitad, alcanzando ahora a $600.000 millones. Por el otro, por obra de la brutal devaluación del peso, que licuó esa deuda en relación con las reservas en dólares de la entidad.
El plan oficial para enfrentar el vencimiento de este martes, por unos $403.000 millones, es el conocido. Los bancos privados no podrán seguir posicionados en esos instrumentos y, a cambio, deberán optar por Letras de Liquidez (Leliq) a 7 días o por Notas del Banco Central (Nobac) a un año.
Además, de los $300.000 millones que quedan en manos de tenedores no bancarios, el Central solo licitará la mitad. Para evitar que esos $150.000 millones remanentes se vuelquen por completo al dólar, lo que al tipo de cambio actual insumiría más de 3.700 millones de dólares de las reservas, la autoridad monetaria vuelve a subir los encajes bancarios en 5 puntos, lo que permitirá secar la plaza en unos $100.000 millones.
Así las cosas, deberían quedar flotando unos $50.000 millones que, en su mayor medida se volcarán al dólar, demanda que el propio Central se dispone a satisfacer con licitaciones que mermarán su nivel de reservas en, al menos, 1.000 millones de dólares.
En este punto comienzan los cuestionamientos. Por un lado, por la señal que supondrá que las reservas del BCRA caigan esta semana decididamente por debajo del umbral de los 50.000 millones de dólares, algo a lo que contribuirá la decisión del Fondo Monetario Internacional de dejar en suspenso el desembolso de 3.000 millones que se esperaba este mes hasta la conclusión de la renegociación del stand-by pedida por el Gobierno de Mauricio Macri.
Consultado por este medio, Leandro Ziccarelli, coordinador del Observatorio Monetario-Financiero del CEPA, señaló que “seguramente esta semana vamos a ver las reservas por debajo de esa barrera. Es otra muestra de debilidad de un modelo que sigue incentivando la toma de posiciones en dólares”.
“Muchas veces critiqué el stock de Lebac que se estaba acumulando para que no pasara lo que terminó ocurriendo: un estallido que básicamente explica lo que estamos viviendo hoy. Pero llegado este momento, en medio de una corrida cambiaria como la que tenemos, desarmarlo no me parece una buena idea porque se dejan pesos en la calle que, probablemente, van a ejercer más presión sobre el tipo de cambio”, le dijo a Letra P el analista financiero Christian Buteler.
“Desde que el Fondo Monetario Internacional pidió expresamente que se desarmen las Lebac se vio que iba a ser problemático. El desarme debió hacerse el año pasado; ahora, en el marco de una corrida, es complejo porque lo único que se les puede ofrecer a los tenedores no bancarios son dólares, ya sea cash o a plazo, que es justamente lo que falta”, coincidió Ziccarelli.
“A los inversores se les da una opción, Letes a plazos más largos, pero se vio en los últimos dos años que estos optan por los más cortos”, añadió, por su parte, Buteler.
En efecto, para dar alternativas a los dólares billetes se ofrecerá a los inversores Letras del Tesoro (Letes) en pesos a 3 y 6 meses de plazo. Esos instrumentos ofrecidos la semana pasada rindieron 54,7 y 50% anual, respectivamente.
“En medio de una corrida se quiere llevar a los inversores a que pasen de un instrumento del Banco Central a uno del Tesoro, y de uno de 28 días a uno de más largo plazo y todo de una manera no voluntaria, porque se corta la posibilidad de optar por la posición a 28 días. Entonces, el resultado probablemente no sea bueno”, siguió Buteler.
Ziccarelli recordó que las últimas colocaciones de Nobac “han quedado desiertas. No se puede pretender que un actor se mueva hacia adelante en la curva en pesos durante una corrida. Por eso se deja a los bancos usar esos activos como encajes, para incentivarlos, u obligarlos, a tomarlos”.
“Hay que repasar lo que pasó entre julio y agosto”, cerró Buteler. “En julio, más o menos lograron estabilizar el tipo de cambio, que incluso bajó un 5%. En agosto empezó el desarme y el dólar saltó un 30 y pico por ciento. Es bueno desarmar el stock de Lebac siempre y cuando no sea en medio de una corrida cambiaria para evitar darle más demanda al dólar. Este no es el momento adecuado para hacerlo”.