No es la primera vez que referentes de la Iglesia católica describen el escenario económico del país y elaboran un análisis duro sobre la situación social. En Luján, el obispo de Quilmes, Carlos José Tissera, apuntó contra quienes no cumplen las promesas y destacó la “irresponsabilidad” en la distribución de los recursos. "Hay mucho enojo y descontento, desencanto y dolor por el menosprecio a los pobres”, dijo.
El aumento de la asistencia del Estado en las villas más importantes del Conurbano bonaerense no logra atenuar las críticas de los representantes de la Iglesia con el Gobierno. La avanzada sobre la administración Cambiemos se multiplicó en el último tiempo tras el fuerte mensaje del arzobispo de Buenos Aires, Mario Poli, durante el clásico Tedeum que se realiza cada 25 Mayo y luego de los duros discursos de los representantes de la Pastoral Social en la inauguración de la Semana Social.
Si bien la gobernadora María Eugenia Vidal se reunió en dos oportunidades con el flamante arzobispo de La Plata, Víctor Manuel Fernández, cura cercano al papa Francisco; las críticas no se han apagado.
En el último fin de semana, el obispo de la diócesis de Quilmes, Carlos Jorge Tissera, expresó un sentido sermón donde cuestionó las promesas incumplidas y el engrosamiento de la desigualdad social.
Desde un escenario montando frente a la basílica de Luján, donde llegó la 40ª Peregrinación Diocesana el pasado domingo, el cura invitó a reflexionar sobre el “sufrimiento y humillación del pobre”, y llamó a “desterrar de nuestras comunidades la exclusión y el desprecio”.
En su mensaje, remarcó que “hoy como ayer, venimos sintiéndonos un pueblo que cree, un pueblo que camina tras una estrella, un pueblo que camina con el agobio de la pobreza y la desilusión, un pueblo que a pesar de todo, camina con la esperanza puesta en las promesas de Dios, que nunca abandona”.
“Hay mucho dolor en los corazones de los argentinos, causados por la pobreza creciente, por la desprotección, están cansados y desilusionados por las promesas incumplidas, por la indiferencia de los poderosos”, señaló Tessera y aseguró que en la población “hay mucho enojo y descontento, desencanto y dolor por el menosprecio a los pobres”.
En este sentido, sostuvo que “la riqueza se concentra en pocas manos y la mesa de la mayoría de los argentinos se vacía, destruyéndose las fuentes de trabajo, pilar de un verdadero desarrollo”.
“No es posible morirse de hambre en la patria bendita del pan”, dijo y a manera de canto, invitó a los feligreses a repetir la frase. Sobre el final consideró que “es una injusticia y una flagrante irresponsabilidad la distribución de los recursos” y completó su exposición recitando parte de “La Pobrecita”, una zamba del folclorista Atahualpa Yupanqui: “Mi zamba no tiene dicha, solo pesares tiene el paisano. Con las hilachitas de una esperanza, forman sus sueños los tucumanos”, dijo el cura.