TURBULENCIA PERMANENTE

Argentina emergente: entre la buena noticia y la exageración

¿Noticia salvadora o limitación grave al margen de acción de los gobiernos? La recategorización trae oportunidades que no se debe sobreestimar.

Como tantos otros hechos, la recategorización de la Argentina como mercado emergente cayó en la grieta: algunos la presentan como una noticia salvadora, mientras que otros la descalifican como una mala nueva que eternizará el ciclo de endeudamiento del país. Ni tanto ni tan poco: se trata de un hecho positivo para algunas grandes empresas, con posibilidad de que el derrame del buen clima se traslade, de a poco, a otros segmentos del mercado financiero, pero que no modificará en un ápice los problemas de fondo de la economía nacional: desequilibrios varios, recesión, elevada inflación, falta de incentivos para la producción y salarios en caída.

 

MSCI, una empresa que se define como “proveedora líder de índices, construcción de carteras, herramientas de manejo de riesgo y servicios para inversores globales”, fue fundada en 1969 por Morgan Stanley, pero en la actualidad ésta solo posee parte del capital, por lo que aquella funciona de manera completamente autónoma. Tampoco es una calificadora de riesgo, pero su categorización de mercados financieros es ampliamente seguida por los fondos de inversión globales.

 

Mucho se especuló en los días previos a la decisión del último miércoles, sobre si la Argentina volvería a la categoría de “emergente”, algo así como el Nacional B, después de haber pasado varios años en la de “mercado de frontera”, una suerte de B Metropolitana. En gran medida, esas especulaciones se basaron en los problemas actuales, financieros y de la economía real del país, pero las mismas no tenían fundamento: MSCI no les presta atención a esas cuestiones, sino a la posibilidad de los capitales globales de entrar y salir con libertad y sin restricciones de un país. En otras palabras, se puede ser un país emergente lleno de problemas, como, por ejemplo, sigue siendo Grecia.

 

 

Consultado por Letra P, Martín Kalos, codirector de EPyCa Consultores, señaló que “el límite a que no pongamos controles de capitales refuerza lo que ya nos había dicho el Fondo Monetario Internacional: no a los controles de capitales y cambiarios y sí a una flotación libre, aunque no sea pura. MSCI dice que, en caso de que se vuelva a introducir algún tipo de control, va a reevaluar si permanecemos como país emergente”.

 

Si en 2009 los controles al movimiento de capitales impuestos por el gobierno de Cristina Kirchner hicieron que MSCI degradara al país al nivel de “fronterizo”, los cambios introducidos por Mauricio Macri permiten, después de un rechazo inicial el año pasado a la espera de que aquellos se consolidaran, este ascenso.

 

En rigor, MSCI incluirá a la Argentina en su propio índice de mercados emergentes con una ponderación de 0,4% del total. Este es replicado por muchos fondos de inversión, lo que hace que en las inversiones posteriores a mayo del año próximo, que es cuando el cambio realmente comenzará a aplicarse, papeles nacionales reciban, justamente, un 0,4% de cada nueva asignación.

 

Federico Furiase, director de la consultora Eco Go, le dijo a Letra P que “es una muy buena noticia que da oxígeno financiero de corto plazo en medio de la turbulencia cambiaria, lo que puede ayudar incluso a estabilizar el dólar junto con los dólares que llegan del FMI”.

 

“Se espera que por la ponderación que tendrá el paquete de acciones argentinas que entrarán en el índice de MSCI se genere un ingreso de fondos de 3.500 a 3.800 millones de dólares”, agregó.

 

Mariano Kestelboim, economista de la Universidad Nacional de Avellaneda, dijo, por su parte, que “siempre es mejor que una calificadora con mucho reconocimiento internacional dé un mejor posicionamiento. De hecho, muchos fondos de inversión van a poder integrar sus activos con títulos nacionales, lo cual facilitará el acceso a nuevo financiamiento”.

 

Arnaldo Bocco, director del Departamento de Economía y del Observatorio de la Deuda Externa de la UMET, le dijo a este medio que la novedad “es buena, pero para el sector privado, básicamente para el panel de empresas con ADR que cotizan en la Bolsa de Nueva York, es decir, un grupo limitado de tickets. El anuncio es positivo para el mecanismo de financiamiento externo de estos grupos o los que salgan a ese mercado. Sin embargo, hay que aclarar que eso no llega al país en forma directa y que no se trata de algo que permita que de manera inmediata se pueda financiar a un millón de empresas o innovadores que hoy tienen que ir al banco y se encuentran con la tasa de las Lebac como referencia”.

 

De hecho, la determinación de MSCI no incluye a los títulos públicos sino solamente a acciones de empresas… y tampoco a todas. Lo que entra en la categoría de emergente son los American Depositary Receipts (ADR), esto es, papeles argentinos que cotizan en la Bolsa de Nueva York. Entre estos están YPF, Grupo Supervielle, Grupo Financiero Galicia, BBVA Banco Francés, Banco Macro, Cresud, IRSA, Despegar.com, MercadoLibre, Telecom, Loma Negra, Pampa Energía, Central Puerto, Transportadora Gas y Edenor.

 

“Esto no significa que necesariamente vayan a entrar al país todos esos dólares, porque pueden canalizarse a través de cuentas de esas empresas en el exterior, pero sí puede impulsar un upside en el precio de las acciones, que venían muy castigadas con un mercado que venía priceándolas ante la posibilidad de que el país permaneciera como de frontera”, indicó Furiase. Con todo, indirectamente, “también puede ayudar a descomprimir y a bajar algo el riesgo país, es decir, el costo financiero implícito en la tasa de los bonos en dólares”.

 

Kalos señaló que “se está exagerando bastante. Por un lado, lo que está diciendo MSCI es que la Argentina es un buen negocio financiero; no evalúa nuestras políticas públicas en general, ni nuestras políticas de desarrollo ni la posibilidad de hacer inversiones productivas en el país. Además, está el límite de que solo rige para acciones que cotizan en el extranjero. No es que los dólares vayan a entrar ya. Y, por último, porque la integración al índice se va a concretar recién en mayo del año que viene”.

 

 

 

En relación con esto, admitió Kalos, “es cierto que el mercado se va a anticipar a esa fecha. Es natural: si ya se sabe que unos 3.000 millones de dólares se van a volcar hacia esas acciones en mayo de 2019, el negocio pasa por comprar ahora, cuando todavía están baratas. Por eso, en los próximos meses van a ir entrando fondos al mercado bursátil argentino para aprovechar la oportunidad”.

 

El analista financiero Christian Buteler estimó, en ese sentido, que “el efecto se puede anticipar siempre y cuando vean que la Argentina va a salir de sus problemas. En ese sentido, algo que va a empezar a jugar cada vez más la elección del año que viene, dependiendo de quiénes sean los candidatos y quiénes tengan posibilidad de ganar”.

 

“Hay que recordar –apuntó- que el año pasado no nos incluyeron en la lista de emergentes simplemente porque Cristina Kirchner tenía chances de ganar la legislativa”.

 

Con ese impacto acotado, pareciera haber en la reacción del Gobierno y otros entusiastas bastante de exageración.

 

Para Furiase, “los problemas estructurales siguen estando ahí. El mercado nos bajó el pulgar y la macroeconomía está en modo de ajuste de las cuentas externas y de desarme de la bola de nieve de Lebac. Además, la transición a un tipo de cambio real más alto hace que se acelere la inflación, que se deteriore el poder adquisitivo de los salarios, que las tasas de interés vayan para arriba y compliquen el costo financiero del capital de trabajo de las pymes y el de las líneas de consumo durables. Todo eso se va a manifestar en una economía que va crecer muy poco este año, con una inflación que probablemente estará en la zona del 27-30%”. “Ante esas expectativas de inflación, las tasas de interés se van a tomar su tiempo para bajar. Tenemos por delante tres meses que van a seguir siendo complicados”, anticipó.

 

Según Buteler, “desde hace meses el Gobierno no puede anunciar una sola buena noticia, así que es entendible que festeje. Pero la decisión hace elegibles acciones argentinas para un cierto tipo de fondos; no los obliga a elegirlas. Por más que un fondo busque replicar el índice de emergentes de MSCI, si ve que el país sigue con problemas serios, no va poner plata para perder”.

 

 

 

“Es obvio que se está exagerando y que esto no es la panacea para una realidad económica que es la que conocemos. Hoy las Lebac siguen pagando un 47%, las empresas van a seguir siendo vejadas cada vez que necesiten cambiar un cheque, vamos a seguir teniendo una inflación alta y vamos a tener un segundo semestre durísimo. La realidad económica no cambia”, estimó.

 

Según Kestelboim, “la celebración oficial busca cambiar el mal clima financiero que se estaba consolidando. Pero, lamentablemente, los problemas estructurales están muy lejos de resolverse, más allá del alivio transitorio que pueda implicar la recategorización”.

 

¿Qué ocurre, en tanto, con la advertencia de que cualquier intento de reintroducir controles al movimiento de capitales puede dar lugar a un nuevo descenso?

 

“Al igual que los acuerdos con el FMI, las condiciones de acceso a mercado emergente nos condicionan para poder aplicar políticas económicas soberanas. De esa forma, si el año que viene hay un cambio de gobierno, los grados de libertad para aplicar políticas alternativas serán mucho más acotados.”, opinó Kestelboim.

 

Kalos, sin embargo, matiza y no imagina que se vaya a imponer al país una supervisión: “La verdad es que es mucho más difícil entrar a esa categoría que salir”.

 

 

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