Pocas horas después de la desaparición del estudiante de Periodismo Miguel Bru, torturado y asesinado por efectivos de la comisaría Novena de La Plata el 17 de agosto de 1993, numerarios de esa seccional ingresaron a la morgue de la capital bonaerense un cuerpo NN solo descripto como “joven” que, sin más trámite, fue enterrado en una fosa común del cementerio. El dato fue revelado por el periodista platense Pablo Morosi, coautor del libro “Genealogía de una tragedia”, y no fue investigado hasta el momento, según apunta el propio Morosi en una nota que firma este jueves en el diario digital 0221.com.ar.
“Las diligencias realizadas en aquel momento por el juez Luis Federico Arias -suspendido el año pasado- en el marco de la causa judicial abierta en el Juzgado en lo Contencioso y Administrativo N° 1 de La Plata no se limitaron a observar lo ocurrido en los días que siguieron a la tormenta”, señala el periodista y agrega que, “en busca de comprobar el ocultamiento de información, Arias consiguió hacerse del libro de entradas y salidas de cadáveres de la morgue que incluía varios tomos con datos de varias décadas anteriores”.
Según informa Morosi, el secuestro de aquel material “sirvió para detectar decenas de irregularidades en los asientos del organismo dependiente de la policía provincial”, en tanto precisa que “se constataron inhumaciones con identidad errónea, anotaciones como NN de cuerpos con identificación, dobles registros y cadáveres inscriptos luego exhumados”.
Pero no sólo eso. “Entre el cúmulo de irregularidades que surgieron al estudiar una serie de registros como producto del allanamiento de la morgue policial en el cementerio platense brotó un dato inesperado”, escribe el periodista antes de revelar el dato que da cuenta del traslado de ese cuerpo NN que terminó, según los registros, en la fosa común del cementerio platense.
Pero hay incluso más. “Otro de las informaciones surgidas de esos asientos que llamó la atención de Arias y sus colaboradores -apunta Morosi- fue el de una persona de ‘más de sesenta años’ ingresada a la morgue seis días después de la desaparición de Jorge Julio López”, el testigo del juicio contra el represor Miguel Etchecolatz que fue visto por última vez el 18 de septiembre de 2006, a un día de conocerse el fallo que condenó al represor.
Ninguno de esos dos datos, ni el Bru ni el de López, han sido investigados hasta el momento por los funcionarios a cargo de esas investigaciones: la causa por el estudiante de periodismo tramita, después de la renuncia del fiscal Fernando Cartasegna, en el la Fiscalía 3 de La Plata, a cargo de Marcelo Martini, en tanto la del testigo desaparecido está en manos del titular del juzgado federal 3 de la capital bonaerense, Ernesto Kreplak.