Nuevamente, María Eugenia Vidal desembarcó en el distrito de Pilar para transitar por barrios inundados. Ya lo había hecho en tiempos de candidata, en 2015, junto con el actual intendente –y también por entonces postulante de Cambiemos- Nicolás Ducoté. Pasaron casi tres años de esa foto por calles anegadas –una de las más recordadas de aquella campaña- pero el escenario, lejos de evaporarse, se reitera cada vez con mayor dureza, algo que preocupa en Gobernación, teniendo en cuenta que ahora el distrito es manejado por riendas amarillas.
Y es que, a pesar de hacerse registrado 70 milímetros de lluvia en Pilar, la ciudad volvió a colapsar, abriendo así un grueso manto de cuestionamientos hacia la gestión Ducoté que demandó el arribo de la mandataria bonaerense para morigerar los caldeados ánimos que ya se ponían de manifiesto a través de las redes sociales.
Acompañada del intendente PRO, Vidal conversó en un centro de evacuados con parte de los más de 100 afectados. Con la presencia en el distrito de la dirigente con mejor imagen del frente de Gobierno, Ducoté logró sortear parte de esta crisis que apuntaba los dardos hacia su administración. Pero el crédito no sería inagotable. Según se pudo saber, las constantes intervenciones del vidalismo en Pilar ya comienzan a generar preocupación en la Provincia, donde comienzan a comparar a este municipio con la Mar del Plata gobernada por otro intendente que ocasiona fuertes dolores de cabeza a la mandataria: Carlos Arroyo.
Cerca de Vidal, sostienen que la gobernadora está preocupada por la sub-ejecución de los fondos que viene enviando a los Intendentes y por la escasa capacidad de gestión y respuesta frente a eventualidades que presentan algunos jefes comunales de su propio espacio, como es el caso de Ducoté. Bajo tales circunstancias, Vidal tuvo que acercarse hasta Pilar para "apaciguar las aguas".