El presidente de Francia, Emmanuel Macron, arribó anoche a Ezeiza por la Cumbre del G20, pero cuando aterrizó su avión no había ningún funcionario para recibirlo: producto de un cortocircuito con la Cancillería, la vicepresidenta, Gabriela Michetti, llegó a último momento para la bienvenida.
La imagen fue elocuente y corrió a la velocidad de la luz por las redes sociales. Macron bajó del avión y fue saludado por un operario del aeropuerto de Ezeiza, en vez recibir la bienvenida por un miembro del gabinete de Mauricio Macri, con quien se reunirá este viernes en la Casa Rosada. Los mandatarios almorzarán en un restaurant de Tigre.
El cortocircuito generó una pequeña interna en el canciller, Jorge Faurie, y la vicepresidenta Michetti. Ambos equipos se cruzan dardos por el desacierto, que tuvo un aliciente: el hombre que recibió presidente francés portaba, por razones de seguridad, un chaleco amarillo. Esa vestimenta es el principal símbolo de un estallido de protesta social que sacude Paris por estas horas en rechazo al incremento del precio de los combustibles.
La tardanza generó ese hecho insólito y el presidente Macron tuvo el primer contacto con un hombre vestido exactamente igual al movimiento que jaquea su gobierno.