Entre septiembre y octubre, 20.872 personas fueron despedidas o suspendidas en sus trabajos como consecuencia de la crisis económica que golpea, en mayor medida, a la industria.
De acuerdo con un informe del Centro de Economía Política Argentina (CEPA), la cifra se multiplicó por siete si se compara el mismo bimestre de 2017, cuando se habían registrado 3.087 casos.
La razón principal de este derrumbe del empleo sigue siendo la destrucción de puestos en la industria. De hecho, de cada cien trabajadores despedidos en estos últimos dos meses, 74 se desempeñaban en talleres y fábricas.
El CEPA detalló que en lo que va del año se registraron 59.969 cesantías y suspensiones, de las cuales 15.825 corresponden a empleados públicos y 44.144 al sector privado.
El año comenzó con numerosos despidos en el sector público, pero luego fue el sector privado el que pasó a destruir más empleo. Para agosto, las cifras de dimisiones estatales y privadas se equipararon.
Los sectores que se presentaron un mayor número de despidos fueron la industria, con 33.478 casos; el Estado (ya sea en el Ejecutivo o en empresas de capital estatal), con 15.827; y la prestación de servicios, con 9.270.
“Septiembre fue el mes del mayor impacto de la crisis derivada de la devaluación y la inestabilidad cambiaria, en el que se registró una caída récord de la actividad industrial del 11,5 por ciento interanual. Evidentemente, esa caída tuvo impacto sobre la evolución del empleo. No fue el primer mes sino el quinto de caída de la industria, pero sin dudas fue sensiblemente mayor que los anteriores”, explicó el titular del CEPA, Hernán Letcher.
Otro dato a tener en cuenta es la cantidad de despidos por cierres: uno de cada nueve se originó en una baja de persianas.
Entre los ejemplos más recientes, hay varios de marcas instaladas, como los de dos plantas de Alpargatas en La Pampa y Catamarca y los de Gaelle (textil); Freddo, que mantiene sus locales pero cerró su fábrica; Cotagú (lácteos); y Canale en Lomas de Zamora.