Lejos de la unidad pero al frente de las negociaciones, la ex Presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, sostiene por estos días reuniones con sus más cercanos dirigentes, mientras aguarda el encuentro con los intendentes díscolos del Grupo Esmeralda, y del interior bonaerense.
La semana pasada, el diputado nacional, Máximo Kirchner, junto a figuras del ultra kirchnerismo, comandó una cumbre, que esperaba ser la foto de la unidad del Frente para la Victoria.
Pero el encuentro se disgregó a partir de la decisión de los jefes comunales del Grupo Esmeralda, Martín Insaurralde (Lomas); Gabriel Katopodis (San Martín); Mariano Cascallares (Almirante Brown) entre otros, de no asistir a un convite en el que participaran también, figuras a las que denominaron “piantavotos” como Luís D´Elía, y Amado Boudou.
Las negociaciones siguieron, y se esperaba un encuentro el pasado lunes, que terminó cancelándose al conocerse la noticia del fallecimiento del padre de Insaurralde.
En este proceso, pesa también la decisión de los peronistas de esgrimir la candidatura de Florencio Randazzo, como figura central de la campaña. En contraposición con los kirchneristas, que potencian de forma excluyente la postulación de su jefa, CFK.
Si bien los Esmeralda no niegan el impacto electoral que sigue mostrando Cristina, exigen que sea ella la que se ponga al mando de las negociaciones.
En este punto, se espera una nueva fecha para concretar la cumbre del FpV. Mientras, CFK sigue con reuniones privadas. En estos días recibió a los intendentes del Grupo Patria, Mario Secco (Ensenada); Jorge Ferraresi y Walter Festa (Moreno).
Y también, al ex titular del AFSCA, Martín Sabbatella, uno de los dirigentes más resistidos por muchos jefes comunales del peronismo.
Sucede que como líder de su Partido Nuevo Encuentro, y con la venia de la entonces presidenta, Sabbatella le peleó internas locales a intendentes como Julio Pereyra (Florencio Varela) o Alberto Descalzo (Ituzaingó).