

La gobernadora bonaerense, María Eugenia Vidal, maneja encuestas que auguran un triunfo holgado de la alianza Cambiemos en las elecciones legislativas que se celebrarán el próximo domingo 22 de octubre en el principal distrito del país. El dato no surge de información a la que accedió este cronista. Es producto de un ejercicio de deducción. Es que, si no fuese ése el escenario, resultaría cuanto menos extraño que la mandataria haya decidido prescindir de los 350 mil votos que pondrán en las urnas los docentes de la provincia de Buenos Aires –o, de mínima, ponerlos en riesgo tan de antemano.
Desde que Roberto Baradel le dijo a Letra P que espera que el oficialismo pierda los comicios, Vidal lideró –sostenida por la maquinaria comunicacional oficial y paraoficial- una feroz campaña de desprestigio contra el secretario general del Sindicato Unificado de Trabajadores de la Educación (Suteba). Pese a eso, el resultado de las elecciones que tuvieron lugar este miércoles en esa organización sindical (Baradel se alzó con el 73% de los votos) ratificó en forma contundente el liderazgo del cacique gremial.
De ese dato de la realidad se desprenden algunas conclusiones:
En términos generales, lo que reflejó claramente el resultado de la elección es el mal humor de los docentes con la gobernadora, sus ofertas salariales insuficientes, los descuentos de los días de paro y sus intentos de quebrarlos a partir de incentivos a la fractura de las huelgas.
¿Los docentes que votaron este miércoles por Baradel son el total los maestros de la provincia, como para meterlos a todos en la misma bolsa? No, pero es lícito suponer que los que se inclinaron por la candidata opositora, Romina Del Plá, representante de una expresión política de la izquierda trotskista, comparten el descontento. Además, cualquier encuestador calificaría de representativa la muestra que constituyen los afiliados al Suteba, lo que habilita a adjudicarles el mismo estado de ánimo a los representados por los otros cinco gremios.
Todo este escenario no alcanzó para que la gobernadora revisara su posición -para que recalculara. En la noche misma del triunfo rotundo de Baradel, ella misma volvió a la señal de noticias TN –el palco permanente que tiene en la tribuna del Grupo Clarín- para retomar el mismo discurso de confrontación que venía empuñando. "Hay dirigentes que utilizaron este conflicto por intereses electorales, de eso no tengo dudas", dijo la mandataria. Al día siguiente, en la mañana de este miércoles, avanzó en el mismo camino su ministro de Educación, Alejandro Finocchiaro. “Baradel pertenece al kirchnerismo y entendemos que sus decisiones fueron para perjudicar al gobierno de María Eugenia Vidal”, dijo por radio el funcionario.
Mientras tanto, la paritaria está en punto muerto porque la gobernadora no convoca a los sindicatos hace 30 días. Consecuencia: a mediados de mayo, el salario de los docentes bonaerenses sigue congelado –apenas emparchado- después de un 2016 con 40% de inflación y un 2017 con aumentos de precios mensuales superiores al 2%. Pedirles el voto para Cambiemos, como Vidal saldrá a hacer este año según anunció en la sesión de apertura del año legislativo, asoma, en este tablero, como una misión compleja.