Letra P en Ecuador

Habrá segunda vuelta en Ecuador y la oposición se ve ganadora

El candidato del frente PAÍS se imponía por un margen que no le alcanzaba para evitar el ballotage, en el que el retador podría absorber todo el voto anti Correa.

QUITO, Enviado Especial. Esta vez las encuestas acertaron y Ecuador resolverá en una segunda vuelta electoral, el 2 de abril, quién será su presidente para el período 2017-2021. El candidato oficialista, Lenín Moreno. salía primero pero el casi 39% que obtenía (38,87% con 75% de actas escrutadas al cierre de esta nota) resultaba insuficiente frente al poco menos de 29% (28,73% a la misma altura del escrutinio) que respaldaba al opositor Guillermo Lasso.  En un escenario de sorprendente similitud con el de la Argentina de 2014, Lasso quedaba mejor parado para el desempate.

 

La apuesta del espacio oficialista PAIS no se dio. El desgaste de diez años de gobierno pudo más y la oposición forzó un ballotage donde, más allá de las decisiones y posiciones que tomen los dirigentes, el grueso de los votantes que en la primera vuelta respaldó a alguno de los otros seis candidatos probablemente votará en contra del actual gobierno.

 

De hecho, ya casi podría trasladarse automáticamente el 15% que obtenía la candidata que salía tercera, Cynthia Viteri, a Lasso. El perfil de sus votantes es muy similar y estuvieron cerca de ir en una sola lista, pero la vanidad más que las diferencias ideológicas lo impidieron. Hay alguna expectativa en el rumbo que tomarán los votantes de Paco Moncayo, representante de la izquierda que obtenía poco menos del 7% pero hay que tener en cuenta que la mayoría de ellos son probablemente ex votantes del actual presidente, Rafael Correa, desencantados de su gestión.

 

El resultado de esta elección confirma la tendencia política que predomina en Latinoamérica. Un crecimiento de los candidatos pro mercado sustentado no tanto en sus cualidades sino en el rechazo a los gobiernos populistas o centroizquierdistas.

 

Ese rechazo tiene una misma matriz: quejas por “autoritarismo”, “corrupción”, despilfarro” y la palabra que más se repite y de hecho formó parte de la campaña de Lasso: “cambio”.  El matiz está dado en que hay en la oposición ecuatoriana un señalamiento a los acuerdos económicos de Correa con China que, entienden ellos, dejó endeudado al país hasta 2021 por venta anticipada de petróleo, principal insumo económico de Ecuador.

 

Consciente de su desgaste, Correa evitó presentarse nuevamente e incluso propició una cláusula transitoria en la Constitución en ese sentido. No solo eso: también permitió que el candidato oficialista fuera Moreno, quien no era su favorito y, aunque las tensiones internas entre “correistas” y “morenistas” emergieron inevitablemente, el Presidente respaldó abiertamente a su delfín.

 

Es evidente, entonces, que no hay fórmulas infalibles en los espacios políticos populares o populistas de América Latina para garantizar la sucesión. Lula, CFK, Chávez y Evo, todos optaron por estrategias distintas y ninguna de ellas ha sido del todo exitosa con los matices lógicos.

 

Claro que no solo la sucesión es un problema en sí mismo. La caída del precio del petróleo desde 2014 hasta acá (de más de U$S 100 a menos de U$S 50) impactó con fuerza en la gestión económica de Correa y llevó a que muchos ecuatorianos que antes no daban demasiada importancia a las siempre presentes denuncias de corrupción tomaran como válidas las “oportunas” confesiones realizadas por un ex funcionario de la petrolera gubernamental que involucran al actual vicepresidente y candidato a reelegir, Jorge Glass.

 

Correa y Moreno no pudieron modificar una sensación de cuesta abajo en la que entró la campaña oficialista en los últimos meses. Cuando lanzó su candidatura, Moreno gozaba de una amplia imagen positiva y su perfil componedor invitaba a pensar en el triunfo ya que sintonizaba con la demanda de cambio que ya se vislumbraba preponderante.

 

Sin embargo, a medida que se acercaba la fecha de la elección, Moreno quedó encerrado en la defensa del “modelo” de la Revolución Ciudadana (lema del correismo) y no pudo imponer su propio perfil. El resultado evidencia que su aporte personal fue mínimo e insuficiente, ya que los sondeos indicaban una base “dura” del 30% para PAIS más allá de cualquier circunstancia.

 

Lasso, por su parte, no genera demasiadas expectativas ni siquiera a sus propios votantes, muchos de ellos conscientes del riesgo que implica votar a un banquero de presidente, pero el rechazo al oficialismo empuja el “cambio” aun cuando no haya certezas de qué clase de cambio seria este.

 

De todos modos, el lunes empieza otra elección, otra campaña y otro proceso electoral. Lasso profundizará sus ataques al gobierno buscando unificar detrás suyo al voto opositor. La duda es qué hará el oficialismo que, aunque “ganó”, está claro que tiene que cambiar la estrategia si quiere quedarse en el poder. ¿Se alejará Moreno de Correa? ¿Profundizará su mimetización con el modelo? ¿Buscará atemorizar a los votantes con el ajuste económico que llevaría adelante Lasso? El segundo tiempo acaba de empezar.

 

Omar Perotti, el gran apuntado por la debacle del peronismo en Santa Fe.
Victoria Villarruel y Javier Milei

Las Más Leídas

También te puede interesar