Intendentes peronistas del conurbano y del interior acordaron un nuevo formato de conducción partidaria que tendrá una mesa de comando en vez del tradicional líder o caudillo.
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Intendentes peronistas del conurbano y del interior acordaron un nuevo formato de conducción partidaria que tendrá una mesa de comando en vez del tradicional líder o caudillo.
La decisión, que se definió el pasado viernes 24 en la sede porteña del partido, establece una presidencia anual rotativa en manos de los jefes comunales Gustavo Menéndez (Merlo) y Fernando Gray (Esteban Echeverría) y la presidencia del Congreso para el todavía jefe del PJ bonaerense, Fernando Espinoza.
Es un formato inédito para un Partido que se construyó y avanzó de la mano de caudillos territoriales, primero, y luego de figuras de alcance nacional, menos atentas a la construcción de estructuras formales.
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En modo asamblea, el PJ de la provincia de Buenos Aires busca ahora adaptarse al nuevo escenario político y reconstruirse para la elección de 2019.
Martín Insaurralde(Lomas de Zamora), Julio Pereyra (ex intendente de Florencio Varela y diputado provincial electo), Mariano Cascallares (Almirante Brown) y el mencionado Gray son las figuras que participan de esta suerte de mesa chica en representación de la Tercera sección electoral (primeros cordones del conurbano sur).
Este grupo ubicó a Gray como su representante en el partido y se posiciona con un candidato propio a la gobernación, como es Insaurralde.
El jefe comunal de Lomas nació y creció políticamente en el distrito donde Eduardo Duhalde gestó el peronismo bonaerense que gobernó durante toda la década del 90. Un formato de conducción vertical que continuó luego con los mandatos de Carlos Ruckauf, Felipe Solá y Daniel Scioli (aunque este último con menor influencia partidaria).
Insaurralde es un hijo del duhaldismo que se supo adaptar muy bien a la llegada de Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner al poder. De hecho, fue CFK quien lo eligió como cabeza de la ista de candidatos a diputados nacionales en 2013, un gesto que igual no lo cohibió para coquetear luego con Sergio Massa, el ganador de esa elección legislativa.
Aunque finalmente no se pasó al Frente Renovador que lideraba Massa, Insaurralde dejó en evidencia su forma personalista y dúctil de construcción. En esa lógica, el lomense no dudó en acercarse al ámbito mediático, con la participación en shows de TV, y hacer de su casamiento y su actual familia -ha tenido recientemente un bebé con la modelo Jésica Cirio- un tema de exposición pública.
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En el tablero de la Tercera, Pereyra, que estuvo 25 años al frente del municipio de Florencio Varela, será el jefe del bloque de diputados, encargado de contener cualquier diferencia y negociar con el oficialismo. No estarán en este sector los legisladores de La Cámpora, que continuarán en bloque separado y que, de hecho, no participan de la lista de unidad del PJ bonaerense.
Pereyra es en un auténtico caudillo que se aggiornó a las nuevas circunstancias y eligió jugar esa experiencia en el ámbito parlamentario.
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En este grupo está, además, el jefe comunal de Almirante Brown, Cascallares, quien resulta la única cara de renovación real, aunque con un marcado bajo perfil.
Tiene como proeza el haber sido el único ministro de Scioli que pudo ganar un territorio luego de la debacle de 2015. Al igual que el resto de los mencionados, es amigable con el gobierno de María Eugenia Vidal, con quien no duda en compartir actividades o sacarse fotos de gestión.
Este sector estará representado en el partido por Gray, una figura moderada que lleva tres mandatos consecutivos en Echeverría y que esboza un perfil moderno, más en sintonía con los nuevos tiempos que impone el propio Cambiemos.
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“Las formas de liderazgo han cambiado. Ya no se piensa en personas que lideren absolutamente sino que se habla de representaciones más horizontales”, explica el jefe comunal a Letra P.
En la mesa chica de discusión está la pata de la Primera sección (norte del GBA), que representará en el partido Menéndez, pero que tiene otras figuras cercanas como el histórico Alberto Descalzo (Ituzaingó).
Menéndez es una figura arraigada en el conurbano que, durante la mayor parte de su carrera política, vivió a la sombra de la disputa con el histórico intendente peronista Raúl Othacehé.
Su arribo a la intendencia, en 2015, cuando le ganó la interna a Othacehé en el FpV, fue la conclusión de una serie de frustrados intentos por llegar a ese podio.
Menéndez tiene un alto perfil y desde el PJ busca posicionarse como futuro contendiente a la gobernación. Aunque tiene el aval de sus pares de la Primera, sus modos audaces y la causa que tiene en su contra por supuesto fraude al Estado generan algunos alertas.
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Descalzo, en tanto, es un conciliador nato, respetado por sus pares pero golpeado por una mala elección legislativa. Es otra de las figuras que se sostiene en la mesa de discusión.
El jefe comunal de Ituazaingó ocupa ese cargo desde 1995, fecha en que se creó el municipio a partir de la escisión de Morón. El dirigente fue uno de los primeros que, tras la derrota de 2015 y atizado por el enojo que mantenía con dirigentes de La Cámpora local, arengó por la renovación del peronismo a partir del liderazgo de los intendentes.
La asamblea que empieza a gestarse en esta nueva estructura PJ se completa con dos figuras del interior: Hugo Corvatta (Saavedra) y Juan Pablo De Jesús (Partido de la Costa).
En el primer caso, se trata de un ex legislador y ex titular del Senado bonaerense, hábil negociador y conocedor de los entramados políticos de la provincia.
Esa disposición le sirvió para sumarse a la mesa de negociación que mantenían sus pares de la Tercera con el Ejecutivo en el marco de la negociación del Presupuesto 2018, aunque no le alcanzó para contener a los jefes comunales del interior, que padecen más que nadie el avance de Cambiemos y marcaron diferencias internas el día en que se trataron los proyectos pedidos por la Gobernadora, Vidal.
El enojo de los alcaldes del interior no prosperó y se contuvo a partir del acuerdo de unidad que se firmó en el marco del PJ de la provincia.
De Jesús, el representante de la Quinta sección, completa esta mesa virtual, que planea ordenar el Partido puertas adentro y salir a la cancha este verano para comenzar a sumar voluntades opositoras. Sucesor de su padre en la intendencia en 2007, lleva tres mandatos consecutivos en el municipio, uno menos de los que transitó su progenitor.
De Jesús tenía 34 años cuando inició su primer período de gobierno y, aunque nunca tuvo escena mediática, en los últimos años levantó un poco el perfil, un dato que lo ubica como un posible candidato a a la gobernación.
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La idea de un peronismo que apuesta a retomar el poder sobre la base de una construcción horizontal sigue pareciendo una quimera, más que un hecho probable. Aunque los jefes comunales del peronismo, que suman 54 en toda la provincia, dieron el primer paso en esa dirección.
En este proceso parecen resistir la preminencia de su última conductora, Cristina Fernández de Kirchner, a quien le asignan un rol en el Congreso y como tutora de Unidad Ciudadana, pero sin incidencia en el PJ. Los alcaldes asambleístas muestran, como prueba, la última jugada de CFK, quien apostó sin éxito a la reelección de Espinoza en la conducción del partido.
Alentados por el acuerdo partidario, que se verá sellado el próximo 17 de diciembre, fecha de la elección de autoridades, la asamblea de intendentes peronistas se ilusiona con una nueva oportunidad electoral para 2019.