Con un fuerte sesgo nacionalista, marcando un rumbo proteccionista de la economía, con duras críticas a la élite de Washington y palabras en defensa de los trabajadores, un llamado a defender las fronteras y una fuerte arenga al patriotismo. El primer discurso de Donald Trump como presidente de los Estados Unidos, luego de jurar ante un Capitolio colmado, mantuvo el tono de la campaña y empezó a marcar el ritmo del gobierno del magnate al frente de la Casa Blanca.
"Los Estados Unidos van a ganar como nunca antes. Vamos a recuperar nuestros trabajos y nuestros sueños", prometió Trump, minutos después de jurar como presidente. A su izquierda escuchaban el mandatario saliente, Barack Obama, y su esposa, Michelle. El nuevo presidente agradeció a los Obama por "su gran ayuda durante la transición". En el Capitolio también estuvieron los ex presidentes Bill Clinton, junto a su mujer y ex candidata demócrata, Hillary George, y Laura Bush y James Carter.
"Durante demasiado tiempo un grupo pequeño en la capital de la Nación ha estado obteniendo recompensas del Gobierno pero el pueblo ha pagado por los costos. Los políticos prosperaron pero las fábricas se marcharon"
Trump arrancó su discurso sin medias tintas. "Juntos vamos a determinar el rumbo de los Estados Unidos y del mundo por los años venideros", dijo el flamante presidente, que aseguró que su gobierno transferirá "el poder de Washington DC" y se lo dará "de nuevo al pueblo". Así comenzó con el pasaje del discurso en el que se dedicó a criticar al establishment, del que se considera un extraño.
"Durante demasiado tiempo un grupo pequeño en la capital de la Nación ha estado obteniendo recompensas del Gobierno pero el pueblo ha pagado por los costos. Los políticos prosperaron pero las fábricas se marcharon", describió Trump, que luego se dirigió directamente al pueblo: "El país es de ustedes. Este día se recordará como el día en que el pueblo volvió a gobernar".
El presidente se refirió luego a las aspiraciones del americano medio. Aseguró que "quiere grandes escuelas para sus hijos, vecindarios seguros para sus familias y buenos empleos". Sin embargo, explicó: "Las fábricas cerraron una por una y se fueron de nuestras tierras sin siquiera pensar sobre millones de trabajadores estadounidenses que quedaron atrás. La riqueza de la clase media ha sido redistribuída por todo el mundo pero ése es el pasado".
"Habrá una sola regla: compren productos estadounidenses y empleen a los estadounidenses".
"Desde ahora en adelante, los Estados Unidos están en primer lugar. Toda reforma será hecha para beneficiar a los trabajadores estadounidenses. Los Estados Unidos van a ganar como nunca antes. Vamos a recuperar nuestros trabajos y nuestros sueños", arengó Trump ante el Capitolio y llamó a construir nuevas carreteras, puentes y aeropuertos con "mano de obra estadounidense".
Enseguida, el presidente trazó el rumbo proteccionista de la economía de su gobierno. "Habrá una sola regla: compren productos estadounidenses y empleen a los estadounidenses". dijo. Y aseguró que Estados Unidos estará "protegido por Dios" y que "el momento de los charlatanes ha terminado" porque llegó "el tiempo de la acción".
"No importa si somos blancos, negros o morenos; todos tenemos sangre roja de patriotismo"
Siguiendo con la arenga nacionalista, Trump dijo que "no importa", si los norteamericanos son "blancos, negros o morenos" por todos tienen "sangre roja de patriotismo". "Juntos vamos a hacer de los Estados Unidos un gran país de nuevo", aseguró el presidente y prometió: "No vamos a fracasar".
"Reforzaremos nuestras alianzas contra el terrorismo radical islámico, que erradicaremos de la faz de Tierra"
Por último, el norteamericano también dedicó un tiempo de su discurso a los inmigrantes. "Fortaleceremos las fronteras y las cosas cambiarán", dijo. Y luego apuntó contra el islamismo. "Reforzaremos nuestras alianzas contra el terrorismo radical islámico, que erradicaremos de la faz de la Tierra", aseguró.
UNA CEREMONIA CRONOMETRADA. En un día frío y lluvioso, Trump juró como presidente exactamente a las 12, hora de Washington, en el momento preciso en que terminaba el mandato de Obama. Los dos líderes llegaron juntos al Capitolio y antes mantuvieron una reunión en la Casa Blanca, junto a sus esposas, Michelle y Melania. Desde allí partieron rumbo a la ceremonia.
El presidente fue el último en ingresar a la celebración. Con el puño cerrado, Trump repitió numerosas veces "gracias" al público que lo ovacionó. El primer discurso estuvo a cargo del senador Roy Blunt, jefe del Comité Inaugural.
Luego hablaron el arzobispo de Nueva York, Timothy Michael Dolan; el reverendo Samuel Rodriguez y la pastora Paula White-Cain. Todos hicieron oraciones en honor a los próximos presidente y vicepresidente de Estados Unidos.
Mientras, en las afueras del Capìtolio, hubo corridas e incidentes en las protestas contra el nuevo presidente. Varios activistas rompieron vidrieras e intentaron cortar calles de Washington. La policía reprimió y hubo detenidos.
Más cerca del mediodía, juró primero el vicepresidente, Mike Pence, y, luego de que el coro del Mormon Tabernacle interpretara la canción "America, The Beautiful", llegó el turno de Trump. A las 12 en punto, se convirtió en el 45º presidente de Estados Unidos.