La pelea entre economistas del gabinete de Mauricio Macri le costó el cargo a uno de los golden boys de la city: el ex ministro de Hacienda y Finanzas Alfonso Prat Gay. Uno de sus más acérrimos enemigos en la interna de la administración Cambiemos, el presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger, mantiene ahora la intensidad de la disputa con el nuevo titular de Hacienda, Nicolás Dujovne. Una polémica medida del BCRA que le permite al Gobierno disponer de los dólares depositados por los ahorristas encendió luces de alerta y calentó motores para la primera pelea de 2017.
A fines del año pasado, el Banco Central aprobó la comunicación A6105, que habilita al Gobierno a tomar parte de los dólares en depósitos de ahorristas, algo que estaba prohibido desde hacía más de 15 años tras las cruentas lecciones que dejaron el fin de la convertibilidad y el corralito.
Quizá añorando las medidas que con tanta firmeza como inconsistencia tomó en 2001 el entonces ministro de Economía de la Alianza y el menemismo, Domingo Felipe Cavallo, Sturzenegger echó mano a las alquimias de su ex gurú económico y dejó a criterio del Gobierno qué se hace con entre 4.500 millones y 3.500 millones de dólares de los ahorristas, que podría utilizar para financiarse mediante títulos de deuda pública.
Días después de que se conociera la medida, Dujovne la criticaba en una columna de opinión publicada en el diario La Nación y pedía rumbos bien claros: dejar el gradualismo, aplicar más ajuste y pedirle U$S25.000 millones al FMI, otra vuelta al pasado difícil de digerir para el paladar argentino, acostumbrado a políticas pendulares de endeudamiento, ajuste y emisión descontrolada que hasta ahora solo dieron como resultado un deterioro profundo en las condiciones de vida de sus habitantes: más de 30% de pobreza, 50% de empleo en negro y un 50% de los asalariados ganando menos de $8.000 pesos por mes, la mitad del costo de una canasta básica.
“No es que haya algo malo en ello, aunque implica romper un tabú en términos del uso de los ‘argendólares’: hasta ahora, los depósitos en dólares sólo se prestaban al sector privado para actividades vinculadas a la exportación, es decir, a sectores que generan dólares. El gradualismo fiscal en un contexto externo más difícil ha forzado al Gobierno a perder cierta pulcritud en las formas”, decía Dujovne días antes de calzarse el traje de ministro (ver el artículo completo).
Hoy, el sistema cuenta con U$S27.100 millones en depósitos, de los cuales unos U$S 9.000 fueron prestados a privados.
EL COLAPSO DE 2001 Y LA INTERNA DE LOS MACRI BOYS. En los últimos meses del gobierno de Fernando De la Rúa, en 2001, el presidente radical echó mano a la figura de Cavallo para ordenar una economía en crisis terminal. El ex ministro menemista venía de bombero, pero terminó usando un lanzallamas. El final es conocido.
Pero vale recordar algunas de las medidas que tomó antes de la debacle del 20/12/2001, cuando dispuso de los fondos de los ahorristas en forma paulatina –con medidas como la que publicó ahora el BCRA de Sturzenegger- cuando en julio de 2001 sancionó la Ley 25.453 de "Déficit Cero" y en agosto la Ley 25.466 de "Intangibilidad de los depósitos", cuyos dos primeros artículos establecían que “todos los depósitos ya sean en pesos, o en moneda extranjera, a plazo fijo y a la vista, captados por las entidades financieras autorizadas para funcionar por el Banco Central de la República Argentina, de conformidad con las previsiones de la Ley 21.526 y sus modificatorias, quedan comprendidos en el régimen de la presente ley. Dichos depósitos son considerados intangibles”.
Esas colocaciones fueron a parar al corralito, primero, y al corralón que implementó sin anestesia otro ex ministro, Jorge Remes Lenicov.
Ahora, el paso que dio el BCRA debería ser considerado cuanto menos dañino para el mercado por los analistas de la city. Pero el ataque llegó de fuego “amigo”. Dujovne se encargó de explicar públicamente que “el Banco Central también intenta estimular la economía aún corriendo el riesgo de deteriorar la credibilidad de su compromiso antiinflacionario. El ente monetario mantuvo sus tasas de interés de referencia sin cambios durante siete semanas en 26,75% debido a que las expectativas de inflación para 2017 se situaban por encima de la meta de 17% fijada para 2017. Sin embargo, el Banco Central decidió iniciar su proceso de reducción de tasas justo en medio de la suba en la inflación registrada en octubre y en la antesala de una suba en las expectativas de inflación relevadas por la Universidad Di Tella para 2017. Si bien había espacio para bajar las tasas de interés, tal vez el momento elegido no fue el adecuado”.
La posición del nuevo titular de Hacienda no deja dudas. Criticas ferozmente la política monetaria del BCRA, acusándola de errónea, extemporánea y, solapadamente, de ineficaz.
Pero la solución que propuso hace correr escalofríos a cualquiera que tenga memoria de los avatares económicos argentinos de los últimos 40 años: la vuelta al FMI, en lo que considera un préstamo “laxo”.
“Si la sequía de fondos externos se prolongase, si lo quisiera el Gobierno podría recurrir al FMI. Un programa en el que el fondo desembolsara U$S 25.000 millones sería fácilmente obtenible y las condiciones que impondría el organismo serían pasablemente laxas para el Gobierno. De hecho, en su reciente revisión de la economía argentina el FMI consideró que ‘los modestos objetivos fiscales fijados para 2017 parecen apropiados considerando las restricciones políticas y sociales y la necesidad de estimular la economía’. Todos los gobiernos rechazan la alternativa del fondo hasta el día en que la usan. Pero si el financiamiento se complica, allí estaremos”, arengaba el ahora Ministro.