Todos juegan para Macri

“¡No te vayas camp… no te mueras nunca, Lío!”, grita la Casa Rosada

Entre la conmoción por el renunciamiento de Messi, los kirchneristas que revolean valijas y el peronismo atrapado en sus tensiones internas, el Presidente disfruta de unas placenteras vacaciones.

Por el Brexit, el Gobierno espera una menor oferta de dólares. Así titula Clarín la primera noticia mala para el Gobierno –aunque es por la salida del Reino Unido de la Unión Europea, no por responsabilidades propias- que encuentra el lector en la edición de este martes del gran diario argentino. Para leerla, debe trepar hasta la página 20. Hasta allí, la tapa dominada por “La reacción popular para que Messi siga en la selección”, cinco páginas –de la 3 a la 7- sobre la conmoción por el renunciamiento del ídolo maltratado: otras seis –de la 8 a la 12 más la 17- dedicadas a las novedades político judiciales de la corrupción K; una para la crisis de la oposición –la margarita que deshoja el jefe del Frente Renovador, Sergio Massa, frente al desgranamiento del Frente para la Victoria-; otra con el recuerdo del golpe que tumbó al gobierno semilegítimo de Arturo Illia, una con detalles de la línea de créditos hipotecarios que lanzó el Banco Nación y no mucho más. Después, el culebrón electoral español: ya empieza la sección de internacionales. Está claro: los planetas se alinearon para el Gobierno. Todos juegan para el presidente Mauricio Macri. El mandatario –tan proclive a las escapadas- disfruta de unas placenteras vacaciones de invierno anticipadas.

 

La decisión trasnochada –o, al menos, anunciada en función trasnoche, a la 1.24 de la madrugada del lunes- del genio del Barcelona de sacarse la mochila celeste y blanca fue una daga en el costado del ser nacional, que se desangra. Rápido de reflejos –la comunicación y el marketing, se sabe, son las especialidades de la casa (rosada)-, el macrismo montó de un salto la ola lacrimógena de la congoja colectiva. El jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, le pidió "a Lío": "No renuncies a la Selección". Lo hizo en un video emotivo -como los de los cumpleaños de 40- que publicó en Youtube y que aprovechó para anunciar que mandó a hacer una estatua de La Pulga para instalar en la Costanera Sur. El jefe de Estado, por su parte, hizo valer su investidura y directamente llamó al celular del dios caído. "Estoy orgulloso de que la Selección tenga al mejor del mundo y la inmensa mayoría de los argentinos te quiere en el equipo", alentó por teléfono al renunciante capitán del conjunto nacional no bien el plantel dirigido por el resistente Tata Martino pisó suelo argentino, este lunes. Y al día siguiente, antes de entrar a una reunión de gabinete, siguió surfeando: "Hablé con él para felicitarlo y decirle que claramente habían hecho un gran campeonato”, contó. También, confió que, en la conversación con el astro deprimido, tironeó todo lo que pudo de las leyes de la física futbolera –de forcejear con realidades objetivas también vive el buen político en tiempos de ajuste- para desmaterializar la tercera derrota consecutiva en finales, que parece haber sido la vencida: “Hace dos campeonatos que no pierden un partido", dijo Macri que le dijo a Messi.

 

 

Mientras tanto, no cede el terremoto bifronte que provocaron las valijas dolarizadas de José López al aterrizar pesadamente en suelo santo de General Rodríguez.

 

Frente 1: el show pantagruélico del ex secretario de Obras Públicas creó el marco ideal para que todas las investigaciones por delitos de corrupción K que, hiperkinética, la Justicia activó en los últimos seis meses ganaran más espacio en los medios.

 

Frente 2: el blooper de Josecito fue el combustible que faltaba para que terminaran de estallar las tensiones que ya ulceraban desde adentro al Frente para la Victoria. Sepultada bajo una montaña de escombros, la principal fuerza de la oposición se encerró en una virulenta discusión ombliguista, en batallas intestinas que parecen tener más que ver con competencias propias de la tradición lúdico machista del poder viril expresado en centímetros que a la definición de la mejor estrategia para responder a la demanda de liderazgo de la mitad del electorado.

 

En este escenario, poco –casi nada- se habla de la inminencia del inicio del segundo semestre (empieza a las cero de este viernes 1 de julio) sin señales –según coinciden economistas y hombres de negocios de la economía real- ya no de la promesa fundacional de la reactivación tras el sinceramiento doloroso: ni siquiera de la luz al final del túnel que, con expectativas bastante morigeradas, imaginó la vicepresidenta Gabriela Michetti; de la inflación que no desacelera en la medida que había estimado el ministro de Hacienda, Alfonso Prat Gay; de la espiral de apreciación en la que entró el dólar en la última semana y del riesgo de un nuevo traslado de la devaluación del peso a los precios y a las tarifas; de la asfixia de los clubes de barrio justamente por el tarifazo y de la decisión pendiente del Gobierno de subsidiarles las boletas de agua y gas; de la situación de los verdaderos pagadores del precio del ajuste inevitable, que en los barrios vuelven a pedir platos de comida en los comedores de organizaciones políticas y sociales desbordadas en su capacidad logística de atención de la demanda de asistencia.

 

En este escenario, Macri hace la plancha en la pileta de Olivos. Aprovecha el viento de cola que todos le soplan. Tiene la tranquilidad, incluso, para pensar más allá del segundo semestre. Y no en materia económica: piensa en las elecciones del año que viene. El Gobierno, créase o no, se anima a hablar del match electoral de 2017 y testea nombres. “Si Macri me lo pidiera, por supuesto que sería candidato”, avisó este martes el ministro del Interior, Rogelio Frigerio.

 

En este escenario, Macri es la contracara de Messi: siente que le salen todas. Y así, cebado, delarruesco, no dudó en anunciar: “Hoy las buenas noticias empiezan a llegar”.

 

 

Carlos Guberman, a cargo de negociar el Presupuesto de Javier Milei. 
Axel Kicillof presentó el Presupuesto 2026

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