El diputado provincial y vicepresidente del bloque del Frente para la Victoria (FpV), Walter Abarca contó detalles de la situación que vive el espacio peronista en la Cámara baja provincial. Remarcó, durante una entrevista a Radio Belgrano, que el hasta hoy presidente del bloque, José Ottavis no puede “conducir la totalidad del bloque y tomar decisiones en función de las minorías”. Además oficializó que la semana que viene habrá “una nueva conducción en la que estén representados todos los sectores”. Habló de la supuesta injerencia de Cristina y Máximo Kirchner en el bloque, lo que enojó a varios diputados.
Abarca blanqueó este viernes que el bloque del FpV vive horas difíciles. En declaraciones radiales, el vicepresidente de la bancada -actualmente impulsado por un grupo de 13 diputados como virtual sucesor de Ottavis- explicó que “no fue Máximo Kirchner quien le dijo –a Ottavis- que no vote el Presupuesto”. Tampoco fue Cristina.
“Cristina podría haberme llamado, ella tiene mi número y no existió ese llamado para que no votáramos. Entiendo que el consejo de Cristina a José fue `voten con racionalidad, estudien y planteen cosas coherentes” sostuvo el saladillense sobre la intrincada votación del Presupuesto y el endeudamiento, enfatizando que “nunca hubo una orden de no votar”.
Los dichos de Abarca calaron hondo en la bancada. Es que si bien ya no existe margen para la continuidad de Ottavis como presidente de bloque, las palabras del número dos del bloque pondrían en tensión a la mesa de conducción creada la semana pasada para representar a todos los sectores (ver aparte: Sin salida, el bloque del FpV crea mesa de representación para ver quién sucede a Ottavis). Algunos diputados y no sólo los camporistas remarcan que Abarca “se confundió”.
La realidad es que ningún sector tiene votos propios para imponer a un presidente de bloque y la desconfianza que prima en el espacio levanta polvareda en cada gesto que hagan. Por caso, la exposición mediática de Ottavis debido a su romance con la vedette Victoria Xipolitakis, le costó caro al camporista con reproches internos y externos incluidos que lo dejaron fuera de la discusión por la conducción