El puerto de Mar del Plata, corazón productivo de la ciudad, es afectado hace más de una semana por una medida de fuerza de uno de los gremios con representación en el Consorcio Portuario Regional. El conflicto, camuflado en supuestos reclamos gremiales, esconde en realidad una movida con trasfondo político.
La retención de tareas es impulsada por APDFA, un gremio con escasos afiliados dentro del Consorcio que administra el puerto. El otro sindicato que representa a trabajadores del ente es Unión Ferroviara, que no adhiere a la protesta y oportunamente cerró el acuerdo con mejoras salariales. Según reconocen voces del ámbito portuario marplatense, el organismo “paga sueldos en tiempo y forma y además el puerto está plenamente operativo”, incluyendo el ingreso de grandes porta contenedores y, como este sábado, de un crucero de pasajeros.
Bajo este escenario, algunos nombres pueden dar indicios de las razones por las cuales se aplica una medida de acción directa que puede poner en riesgo la operatividad portuaria. Al frente de la protesta se encuentra el dirigente de APDFA Ricardo Alonso, quien fue gerente del Consorcio, y hace algunos años sigue cobrando un alto sueldo como empleado del Consorcio aunque no presta ningún tipo de servicio por su fuero sindical. Es hermano de Omar “Cañito” Alonso, quien también fue gerente del ente pero se tuvo que ir en medio de un escándalo por una grave denuncia en su contra.
Aquí, aparece otro actor importante: Emiliano Giri, el ex funcionario del gobierno municipal que estuvo detenido y es investigado por el caso de Astillero Río Santiago. Giri, hasta su detención y renuncia, impulsaba públicamente a Omar Alonso para que se convierta en presidente del Consorcio Portuario en reemplazo del actual, Jorge Hidalgo. Tenía un plan B: Sergio Di Nápoli, pariente de Ricardo Alonso.
Una vez salido de la escena política Giri, solo unos pocos días después de haber sido arrestado, Alonso y compañía volvieron a la carga contra Hidalgo con algunos reclamos insólitos, como el pedido de rever la contratación de trabajadores y profesionales.
También se hicieron otros pedidos de índole salarial que las autoridades aceptaron y abrieron canales de diálogo, siguiendo directivas del subsecretario de Actividades Portuarias bonaerense, Marcelo Lobbosco. Sin embargo, la postura rígida de Alonso impidió que el conflicto se destrabara y finalmente se le tuvo que dar intervención al Ministerio de Trabajo de la Provincia de Buenos Aires.
Así las cosas, mientras el gobierno de María Eugenia Vidal mira con atención y preocupación lo que ocurre en Mar del Plata, aguas turbulentas y oscuras rodean a su puerto.