El gobernador y conductor del Movimiento Provincial –Juntos Somos Rio Negro- Alberto Weretilneck, inició el período de sesiones de la Legislatura rionegrina, con la legitimidad que le dan los voto sobtenidos en la elección del año pasado, y se alzara victorioso ante el entonces candidato y actual senador nacional del FpV Miguel Angel Pichetto.
Esos tiempos de disfrutar las mieles de la gloria electoral se acabaron, para dejar terreno a un proceso de “incertidumbre” en lo que se refiere a la viabilidad política y financiera del Estado rionegrino.
La incertidumbre a la cual alude el primer mandatario provincial, obviamente, se vincula a la relación que se mantendrá en el futuro con el gobierno nacional del presidente, Mauricio Macri.
Al gobernador le bastaron un poco más de 25 minutos para explicar –crudamente- el proceso de transición que inicia su gobierno. El mandatario reconoció el “cambio” que viene, y de lo que será la nueva política para los años venideros. El nuevo proceso político que se inicia, Weretilneck lo planteó en términos de un vínculo “distinto”, dejando en claro un sentido de “nostalgia” por el pasado, pero con las esperanzas” que encarna el nuevo presidente que lleva tan solo “90 días” en ejercicio.-
Weretilneck siempre se manejó con mesura y cuidado en no criticar en público a Macri, pero en el discurso de apertura legislativa fue contundente al referirse al reclamo “judicializado” por la provincia de Río Negro, exigiendo la restitución del 15% de los fondos de coparticipación, que el gobernador entiende como legítimos de los intereses provinciales. Pedido al que agrego previsibilidad sobre los planes federales de obras, los cuales están paralizados, generando mano de obra desocupada para la región.
El discurso del gobernador, tuvo su mirada condescendiente hacía el gobierno nacional, al destacar el perfil de "diálogo con los ministros”; medidas económicas que generan competitividad en las economías regionales, y por avanzar en la planificación de una “agenda común” entre ambas administraciones. Pero, lejos de tener un posición sumisa, y dejando en claro la postura de Río Negro en cada situación que lo requiera, y sin dejar de velar por los intereses de todos los rionegrinos.
Sin dejar el eje de la incertidumbre de las finanzas rionegrinas, enmarcado por un índice inflacionario fuera de control, una modificación del impuesto a las ganancias, y la quita del 5% que aportaba el impuesto sojero. A lo que se suma –según Weretilneck- el deterioro del salario real, todo ello atenta contra la liquidez e efectividad de los recursos aportados por la nación, e incluso los generados por la misma provincia.
En pos de desandar el 2016, el gobernador entiende que deberá ser “cauteloso y precavido”, y para ello señalo que postergará los objetivos trazados para este año, y dejarlo para el año que viene. Pero para eso, no escatimó en dirigirse a los jueces provinciales, legisladores, ministros y funcionarios, en que no “endeudará a la provincia” para su funcionamiento, pero si analizará cada posibilidad de acceder al crédito en el caso que los eslabones de la producción así lo requieran.
El gobierno provincial puede ver que en el corto plazo –semana que viene- la visita de Macri a la localidad lacustre de San Carlos de Bariloche puntualmente a las instalaciones del INVAP, como la posibilidad política, y piedra fundacional en un vínculo con la Nación. Vínculo que el gobernador entiende como imprescindible y determinante, para el normal funcionamiento de la administración provincial, teniendo en cuenta que el gobierno central aporta un poco más del 60 % de los recursos. Para ello, las erogaciones rionegrinas se incrementarán entre el 20 y el 23%, con respecto al presupuesto del año 2015.
Weretilneck caracterizó a su gobierno como “previsible”, “ordenado” y en “paz”, las cuales entiende son sus cartas de presentación ante el gobierno de Macri. El proceso de transición, ya comenzó a dar sus primeros pasos, solo queda ver como la “incertidumbre” se transforma en certidumbre. La proximidad de la visita del primer mandatario nacional, y el rumor cada vez más cierto de la llegada del Presidente norteamericano Obama a Bariloche, parecen ser las dos oportunidades que ambas administraciones avizoran como el punto de encuentro que rubrique el primer síntoma de certidumbre política y económica.