No es una paritaria más para María Eugenia Vidal. No sólo porque se trata de la primera negociación salarial que su Gobierno llevará a cabo con los gremios docentes, sino porque se da en un escenario de tensión que se abrió a partir de una economía sacudida por el aumento de tarifas y el incremento en los precios de productos de la canasta básico que impactan de lleno en el poder adquisitivo de quienes hoy pondrán sobre la mesa del Ministerio de Economía sus planteos salariales.
Precisamente, estas exigencias que vienen formulando los representantes gremiales a priori difieren de las expectativas que se hacen desde el Ejecutivo bonaerense.
Mientras el titular de SUTEBA, Roberto Baradel, adelantó que "la pauta va a ser entre el 35 y el 40 por ciento”, desde el vidalismo se guían por las directrices del orden nacional que apuntan a techar los incrementos en los 25 puntos.
De esta forma, y con al menos 10 puntos de margen entre las exigencias de unos y las expectativas de otros, menos de cuatro semanas de negociación (el inicio del ciclo lectivo está pautado para el 29 de febrero) asoman como una preocupación.
“En el primer encuentro apenas se pueden orejear las cartas”, deslizó a Letra P un gremialista que mostró inquietud por el escaso margen de discusión al advertir que recién en la cuarta reunión pueden comenzar a plantearse debates sobre números concretos.
Asimismo, el creciente déficit en materia de infraestructura escolar es un aspecto que demandará prontas respuestas del Gobierno. Aquí la inversión a aplicar también resulta inquietante para el vidalismo. Bajo este contexto, el primer encuentro paritario llega con múltiples aspectos a resolver en un margen de tiempo estrecho.