El referente de La Cámpora y ministro preferido de Cristina Fernández de Kirchner se presentará este jueves, a las 17, en la Plaza San Martín de La Plata, en un acto en el que, prometió, hará autocrítica, algo que se le reclama al kirchnerismo desde que abandonó el poder.
En ese marco, en una extensa entrevista con 221Radio de la capital provincial, fustigó al Gobierno por no cumplir su promesa de campaña de eliminar este impuesto. Además, señaló que Cristina es la dirigente más popular en Argentina pero que, a su juicio, debe conducir “un espacio más amplio” que el kirchnerismo. En ese sentido, reivindicó la convocatoria de CFK a la construcción de un “Frente Ciudadano”.
LA AGENDA CALIENTE. “Creo que la actitud del gobierno de Macri es confusa, contradictoria. La contradicción comienza antes con una promesa electoral del Presidente de quitar Ganancias”, dijo el ex ministro. “Cuando era candidato a diputado y Ministro de Economía, me crucé con mucha gente que me decía ‘yo lo voto a Macri porque él me quita el impuesto a las Ganancias y ustedes no’. Pero cuando terminó nuestro Gobierno este impuesto lo pagaba un millón de personas y ahora lo pagan dos millones de argentinos; y con el proyecto que envió el Gobierno lo pagarían 2,5 millones, que sería lo contrario a lo que prometió el ahora presidente en campaña”, dijo.
“Desde lo comunicacional y con la ayuda de medios que son determinantes en la opinión pública, este gobierno asusta a la gente como nunca vi en mi vida. Hoy en los medios podemos leer a especialistas que no son kirchneristas que dicen que el proyecto del Gobierno tiene un costo fiscal de $50.000 millones y el que se votó, $65.000 millones. Esos $15.000 millones no son significativos en un presupuesto como el que tenemos. Los cinco puntos que se le quitaron a las retenciones a la soja representan $50.000 millones”.
Kiciloff definió en forma tajante: “Exageraron mucho el costo fiscal para apretar a los gobernadores y al público en general”.
-Muchos dicen que usted tiene un rol conciliador en las discusiones de la Cámara de Diputados.
-Ni soy yo que cambié ni es lo contrario. Me tocó ser ministro de Economía, que es una posición difícil, y tuve que tomar decisiones y siempre tratamos de beneficiar a las grandes mayorías. Hoy nos toca un gobierno que no tiene esa intención. A nosotros nos venían con un problema por una empresa en la que quedaban 200 trabajadores en la calle y nos pedía la Presidenta o un intendente que nos ocupáramos de eso. Hoy hay 200.000 trabajadores que quedaron en la calle y no se les mueve un pelo. Y Macri dice “eran ñoquis, son poco competitivos, son industrias que tienen que cerrar o reconvertirse”.
Ahora en el Congreso nosotros tenemos el bloque mayoritario pero no nos alcanza. Por eso, si no logramos acuerdos, es muy difícil parar una ley o sacar una ley, que esas son las funciones de un diputado. Ahora la novedad con esta ley (de modificación de Ganancias) es que hay sectores de la oposición, en especial el Frente Renovador, que le venía votando muchas leyes al oficialismo y ahora no, por resultados coyunturales y por el programa económico de Macri, porque todo lo que prometió en campaña no lo hizo y lo que prometió siendo gobierno que iba a pasar tampoco pasó, así que hoy hay una oposición que no puede votarle una ley al Gobierno para sacarle plata del bolsillo a la gente.
-La economía no arranca y Roberto Lavagna, que también fue ministro del kirchnerismo, dice “esto va al colapso”. ¿Es así?
-Creo que el gobierno de Macri está tomando medidas de un plan económico que yo llamaría neoliberal. Una Argentina menos industrial, más primaria, tendiendo a la minería y a la soja, y en el mundo más asociada a Estados Unidos y a Europa que a Latinoamérica. A nivel distribución del ingreso, más para los empresarios y menos para el obrero. Creo que el problema que tiene ese programa neoliberal es que no ha funcionado nunca en la historia. Y, sin poner prejuicios ideológicos ni ponerme la camiseta nuestra, diría que es muy raro que empiece a funcionar ahora. Este gobierno benefició a los sojeros, a las mineras, a las petroleras. Les perdonaron todo a los ricos porque van a venir a invertir, pero lo que hicieron fue fugar los capitales, porque, si nadie tiene guita por el tarifazo, por la devaluación, por la inflación, le empezó a pegar al consumo interno, a la producción, a los comercios. Nadie puede gastar, entonces esto generó recesión y desempleo. Esto es casi de manual. Mientras sigan por este camino, el año que viene no va a ser bueno.
-El Gobierno dice que el kirchnerismo dejó 30% de pobreza. ¿Qué cosas cree que hicieron mal?
-Creo que desde lo comunicacional, cómo explicamos algunas cosas y ciertas discusiones que dimos. También se me ocurre una lista grande de atenuantes porque teníamos un tema complicado con los medios concentrados, como Clarín y La Nación, trabajando muy fuerte para Macri. Pero hay una frase de Perón que dice “los que vendrán bueno me harán”. Hoy la oposición ya le cuestiona al Gobierno las estadísticas de pobreza, de empleo. Por eso, creo que hay que lograr confiabilidad en los números pero sobre todo actuar en base a esos números. Nos dicen que ocultábamos las cifras de pobreza y creo que el 30% que dice Macri es exagerado con intencionalidad política. Nosotros aplicamos muchos planes para combatir la pobreza, pero nunca prometimos pobreza cero.
-El PJ tiene su desafío el próximo año. ¿Hay un kirchnerismo duro capaz de encontrarse con el PJ y encontrar una figura para 2017?
-Perdimos una elección por muy poquito pero la autocrítica interna es muy fuerte. Este año se tenía que dar sanamente. Una vez que eso se va acomodando es más fácil mirar hacia el futuro. Hay un resurgimiento del neoliberalismo en Latinoamérica que pone a todos los dirigentes en una situación de ser muy generosos porque las clases populares están en una situación muy compleja y los que somos dirigentes tenemos que ver cuáles son los principales problemas.
-Mucha gente nos pregunta por qué no hablaba así cuando era ministro. ¿No lo dejaban o no podía?
-En el rol de ministro uno cumple un rol. Yo hago política desde los 13 años y también docencia, pero siempre me criticaron por operaciones de prensa que le hacían a Cristina criticando a su ministro. Era una crítica superficial y bastante tonta pero que cala porque convertía a la discusión política en un programa de chimentos.
-¿Su compromiso con Cristina sigue siendo el mismo?
-En mi caso Cristina es la referencia central y quien conduce y la referente más importante del campo popular en la Argentina. Pertenezco a esa fuerza política que pretende volver a ser una mayoría. Hoy, frente a un gobierno que es muy agresivo con los derechos de una parte de los argentinos, hay que tener iniciativa y ver cómo puede contribuir uno. Me pasa recorriendo la provincia de Buenos Aires, donde hay una gobernadora que juega a las escondidas y hay mucha gente desamparada y sufriendo. Nosotros trabajamos para que a todos les vaya mejor, pero en especial a los que menos tienen.
-¿Le gustaría una Cristina en qué lugar?
-Yo tengo admiración por su capacidad política y respeto las decisiones que toma respecto a ella misma. Desde mi punto de vista, tiene que tener un papel de conductora. Ella habla de un frente ciudadano y creo que tenemos que saber articular con diferentes conducciones porque hubo derechos adquiridos que fueron barridos de un plumazo.
-¿Qué fue lo mejor y lo peor que hizo en el Gobierno?
-Asumí en una situación internacional muy compleja y sostuvimos los salarios de los que menos tienen, creciendo y con inflación a la baja, con bajo desempleo. Lo peor es que me hubiese gustado profundizar la integración con Brasil y no llegamos.