El préstamo de 450 millones de pesos que el gobierno de Río Negro recibió del Banco Patagonia en el mes de diciembre sirvió para aliviar la carga del pago de sueldos y aguinaldos, pero, además, para estrechar aún más los lazos entre la administración del gobernador Alberto Weretilneck y esa entidad, que opera como agente financiero de la provincia y este año, cuando venza el contrato, intentará retener su mejor cuenta por un plazo aún mayor.
El banco de capitales extranjeros que surgió y creció al amparo del estado rionegrino controla todo el dinero público circulante en la provincia. Tan sólo en un año, recibe de la provincia el pago de 30 millones de pesos por contener las cajas de ahorro (cuentas sueldo) de los más de 55 mil empleados y funcionarios públicos. Las licitaciones, las compras directas, los sellos y timbrados, los pagos judiciales e impuestos provinciales y demás trámites que impliquen movimiento de dinero pasan también por esta entidad bancaria.
En el año 2006, el Banco Patagonia, junto al Nación, compulsó por quedarse con este negocio por diez años. En los próximos meses, la discusión resurgirá por un plazo quizás mayor. Las condiciones económicas parecen favorables para la entidad de capitales brasileros, en tanto para el Gobierno provincial no parece haber otras alternativas más que buscar una renovación automática.
Ya desde el año pasado el banco manifestó públicamente su intención de continuar cumpliendo el rol de agente financiero y el gobierno de Weretilneck lanzó diferentes señales con las cuales intentó marcar la cancha y poner de sobre aviso que esta vez, si se renovase el contrato, las condiciones cambiarían.
El banco que no fue
En la campaña electoral de junio, Weretilneck afirmó ante la prensa que la creación de un banco propio no era viable. Pocos meses después se formó una comisión en la Legislatura rionegrina para analizar esta posibilidad. Tal como lo pronosticaron quienes siguieron el tema de cerca, se trató de una maniobra de distracción. “La única función que cumplió la apertura de la comisión de análisis fue la de dejar contento al legislador (Ricardo) Ledo porque fue un aliado extrapartidario que Weretilneck consiguió para aprobar la renovación de los contratos petroleros, pero el gobernador y sus funcionarios nunca vieron con buenos ojos la idea de invertir en una entidad financiera propia”, aseguró a este portal un miembro de la oposición que pidió reserva de su nombre.
Luego de varios meses de conversaciones, reuniones café y galletitas, el proyecto legislativo pasó a archivo, el legislador que lo había impulsado cumplió su mandato y la idea se diluyó. Al respecto, el ahora ex legislador Ledo ensayó la siguiente explicación que liga a la provincia con el nuevo escenario nacional: “Cambiaron las condiciones políticas; hay que abrir un compás de espera para ver qué es lo que va a pasar. Hasta acá había una clara intencionalidad de que el Estado cumpliera funciones esenciales (se estatizó YPF, los fondos jubilatorios, etc.) pero ahora no lo sabemos”.
Con un leve coqueteo con el banco Credicoop a través de un acuerdo con la tarjeta Cabal, que, con 15 mil plásticos, pasó a reemplazar a los tickets alimentarios de diversos programas nacionales, el gobierno de Weretilneck intentó mostrar que sus opciones estaban abiertas.
Sin embargo, en lo últimos meses, ante un nuevo panorama político (entre complejo y asfixiante para una gestión que, si antes de las elecciones tenía poco diálogo con el Gobierno nacional, ahora, con Mauricio Macri en la Casa Rosada, la relación es prácticamente nula), todo cambió en la relación de fuerzas.
A finales del mes de noviembre, el Gobernador habría mantenido una reunión con el presidente del Banco Patagonia en la ciudad de Buenos Aires; encuentro que se mantuvo en el más hermético de los silencios, pero que sirvió para gestionar el préstamos de 450 millones de pesos (350 netos porque 100 fueron para anular otra deuda con el Banco).
“Si se tratara sólo de gestionar un préstamos lo habría hecho directamente el ministro de Economía, pero la presencia del Gobernador hace presumir que entonces se habrían tratado otros temas mucho más delicados”, asegura a Letra P una fuente de la casa de gobierno.
Unos días antes de ese encuentro, la oficina de Prensa de la Legislatura rionegrina había difundido un comunicado en el que se daba cuenta de que “(Pedro) Pesatti asistió en representación del Ejecutivo provincial a la entrega de la condecoración de la ‘Ordem de Río Branco’ a João Carlos Nóbrega Pecego, presidente del Banco Patagonia y del Grupo Brasil, donde el estado brasileño tiene la mayor participación accionaria. Este emblema oficial de la presidencia de Brasil fue enviado por Dilma Rousseff y galardona a funcionarios relevantes del estado brasileño”.
La confianza establecida entre el gobierno provincial y el Banco Patagonia sirve en cuestiones cotidianas. No sólo implica la posibilidad de acceder a créditos para salvar la coyuntura, sino además porque le permite a la provincia hacer giros en descubierto para prorrogar los pagos por unos días.
En el mes de enero quedó en evidencia que el contexto está superando al discurso de equilibrio financiero que tanto pregona el gobierno de Weretilneck, cuando se atrasó cuatro días el cronograma de pago a los empleados estatales. Hasta ahora, ese mecanismo había tenido la puntualidad de un reloj suizo.
¿Cuál es el costo de la relación?
Lo que aún queda por ver es si realmente la provincia se está beneficiando en este vínculo estrecho, cuáles serán las condiciones que se le impondrá al banco en caso de renegociar y, por sobre todo, cuál es la tasa de interés con la que Río Negro está obteniendo los préstamos.
Hasta el momento, ni el ministro de Hacienda saliente (Palmieri) ni el entrante (Kremer) han soltado el dato. Tampoco la información fue publicada, hasta el momento, en el boletín oficial de la provincia, tal como lo establece la ley.