Trabajó durante cuatro décadas con un solo objetivo: mantener al peronismo en el poder. Selló la suerte de cientos de dirigentes, armó candidatos, hizo y deshizo alianzas y construyó gobernadores. El histórico operador del PJ, Juan Carlos “el Chueco” Mazzón falleció este viernes por la noche, a los 71 año, tras sufrir un infarto masivo.
Desde hacía al menos dos años, Mazzón trabajaba para la candidatura presidencial de Daniel Scioli. Cuando la Casa Rosada todavía miraba con recelo al gobernador bonaerense y Cristina Fernández de Kirchner alentaba liderazgos más cercanos al kirchnerismo duro, el operador adivinaba el futuro desde su despacho del primer piso de Balcarce 50. “Va a ser Daniel”, aseguraba.
El trabajo de Mazzón para la campaña de Scioli, cuando la Presidenta aún no había tomado la decisión de ungir a su heredero, le había generado la antipatía del kirchnerismo más duro. También sus contactos con los dirigentes expulsados del kirchnerismo y los calificados como “traidores” o figuras no gratas por el entorno presidencial.
Aunque conservaba formalmente su lugar como coordinador general de Asuntos Políticos Institucionales de la Unidad Presidente, donde lo había nombrado Néstor Kirchner, su relación con la Presidenta era más distante. Cristina desconfiaba de todos sus movimientos, siempre tendientes a poner al PJ por encima de las demás expresiones políticas, aún del kirchnerismo y, mucho más, de La Cámpora.
Aunque nació en la provincia de Santa Fe, Mazzón se formó políticamente en Mendoza, donde comenzó a militar en la agrupación Guardia de Hierro, en los años ’70, y desde donde alentó, entre otras cosas, el surgimiento de dirigentes como José Luis Manzano. A partir de ese momento, Mazzón vigiló la política del peronismo mendocino y se proyectó al resto del país, hasta llegar a conocer a dirigentes de todas las líneas del PJ. El “Chueco” se convirtió casi en un mito para todos aquellos con aspiraciones de ascenso político dentro del movimiento.
Fue precisamente su influencia en Mendoza y su decisión de privilegiar al PJ - al sector Azul, que él conducía- y marginar a La Cámpora del armado de las listas provinciales, lo que le valió su expulsión de la Casa Rosada, en marzo de este año, y que generó la preocupación de todos los dirigentes del peronismo. Fue Carlos Zannini el encargado de transmitirle al histórico dirigente la decisión de la Presidenta. Tras su desplazamiento, un grupo de dirigentes del PJ llevó “estampitas” con su nombre al último congreso del peronismo, en mayo de este año. "San Chueco Mazzón, bendito tu eres entre todos los peronistas. Opera nuestro destino y nosotros brindamos con vino", rezaba la oración.
Desde su salida de la Rosada, Mazzón se instaló en las oficinas del barrio de Congreso, desde donde siguió trabajando, con bajísimo perfil, para favorecer la candidatura de Scioli. El candidato del Frente para la Victoria lo despidió con emoción desde su cuenta de Twitter. “Despido con profundo dolor y gratitud a Juan Carlos Chueco Mazzón, gran compañero y referente histórico del movimiento nacional justicialista”, escribió. Lo siguieron gobernadores, ministros y hasta figuras de la oposición, como Julio Cobos.