“Por metro cuadrado el salón Eva de @LegisCABA debe ser uno de los lugares de mayor densidad de humo de cigarrillo del país”, escribió en Twitter el diputado del PRO Iván Petrella y logró irradiar la furia de sus colegas de bloque y hasta de los opositores.
En el Parlamento local se quejaban de que el filósofo no expresa sus posiciones ni quejas por los “mecanismos institucionales” y permanece callado en todas las sesiones. En ese sentido, por lo bajo, calificaban como “falto de códigos” al Director Académico de la Fundación Pensar.
Todo sucedió mientras los legisladores porteños aprobaban el cambio de nombre de la estación “Plaza de los Virreyes” de la línea E de subtes por “Plaza de los Virreyes – Eva Perón” y modificaban una ley sobre el material informativo a difundir en locales de indumentaria femenina.
Tanto en el bloque oficialista como desde la oposición cargaron, solapadamente, sobre Petrella y recordaron que “siempre está mirando” el celular durante las sesiones de la Legislatura porteña. En Salón Eva Perón, que está atrás del sillón en donde se sienta el vicepresidente 1° del Parlamento, se reúnen los diputados cuando se pide cuarto intermedio o en donde se agrupan para descansar y comer algo durante las sesiones que duran largas horas.
Petrella ingresó al Parlamento en 2013 y encabezó la lista de legisladores del PRO de ese año por pedido expreso de Mauricio Macri. Su trabajo como Director Académico de la usina de ideas del macrismo y su look intelectual prendieron bien en el PRO y, una vez que el jefe de Gobierno confirmó que sería el primer candidato de su lista de legisladores porteños, sus compañeros de partido salieron a popularizar su figura y a destacar la presencia de un filósofo en el Parlamento de la Ciudad.
Pero el apoyo de sus pares no alcanzó. Hoy Petrella no tiene vuelo propio en la Legislatura porteña y, según pudo saber Letra P, desde que asumió se encargó de aclarar que lo suyo no era la política. Ni bien ingresó, el legislador preferido de Macri le comunicó a sus compañeros de bloque y a los asesores del PRO que no tenía ningún interés en las peleas y en las chicanas políticas pero que sí quería aportar desde el lado de la educación y, también, en cuestiones de índole social.