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Massa se contentó con ser tercera fuerza y llamó a la oposición a “juntarse”

En un extraño discurso, habló del fin del escenario de polarización y llamó a Macri y Stolbizer a “tener la grandeza de juntarnos” y plantear “qué cosas quieren cuidar y cuáles  quieren cambiar”.

Sergio Massa superó este domingo sus propias y bajas expectativas. Al menos esa es la vara con la que el Frente Renovador (FR) salió a medir los resultados de las PASO. Según esa línea, el diputado nacional sacó más votos de lo que auguraban las mediciones privadas, incluídas las propias, aunque hace menos de dos años asomaba como el hombre que llegaba para partir en dos al peronismo y comerse al resto en la carrera. Por eso, el candidato a presidente de la alianza UNA saludó “a los que no se encerraron en la idea de que había un destino de división y que había lugar para las ideas y las propuestas”. Aunque esa tensa y renovada pelea entre Massa y Mauricio Macri, los alfiles más pesados en las filas opositoras, lejos de preocupar, fue celebrada en el bunker kirchnerista del Luna Park.

 

Tal vez relacionado a esas bajas expectativas es que el FR armó su bunker en Astilleros Milberg, un salón exclusivo en los fondos de Tigre, sobre un humedal rezonificado, justo detrás de Nordelta, donde la lluvia se hizo sentir no sólo desde el cielo sino en el suelo: el barro se apoderó de todo el territorio. Desde allí, con bajísima presencia de candidatos y un puñado de militantes que no llegaba a colmar el salón principal –ni siquiera con la numerosa banda de vientos y tambores que azotó durante toda la jornada-, el massismo siguió expectante el avance del escrutinio que, a mayor demora, mayor beneficio: logró instalar desde temprano que Massa llegaba a los 18 puntos, que Mauricio Macri no superaba los 24 y que esa diferencia era mucho más corta que lo que desde el PRO anunciaban en la previa.

 

“Son ellos (el PRO) los que van a tener que explicar las dos brechas que vaticinaban, una corta con Scioli y una muy larga con nosotros. Les salió exactamente al revés”, explicaba uno de los más activos miembros del equipo de campaña de Massa.

 

Massa confirmó algo de esto en su discurso. “Parecía que no había lugar para la discusión de ideas”, dijo, pero la gente “nos dio la oportunidad de contarles cuál es el camino que soñamos”.

 

A eso le pegó sus highlights: la batería de propuestas. 82% móvil, eliminación del impuesto a las ganancias, cadena perpetua para narcos. La lista de siempre. Pero esta vez sorprendió con un renovado llamado a la oposición, aunque ya no haya posibilidades de una alianza política. “Quiero invitarlos a Mauricio, a Margarita, a que nos sentemos de cara a la sociedad y que les contemos qué cosas vamos a cuidar y qué cosas queremos cambiar –afirmó-. Para que la sociedad pueda comparar proyectos y equipos”. “Hay que demostrar que tenemos la grandeza de juntarnos”, agregó.

 

La estrategia fue ir soltando voceros cada 30 o 45 minutos, que contengan la demanda periodística pero sin arrojar un solo número. Ni de boca de urna ni de mesas testigo. La primera fue la diputada nacional y madrina política de Massa, Graciela Camaño, quien se encargó de encerrar la lectura de los comicios en el triunfo del candidato del FR sobre José Manuel de la Sota, su aliado en la interna de la alianza UNA –ver aparte-.

 

A ella la siguió el economista Aldo Pignanelli, un hombre sí más acostumbrado a los números pero a los de la economía, por lo que sus definiciones políticas pasaron por alto. Apenas si dejó como dato duro que Felipe Sóla, el improvisado candidato a gobernador bonaerense del massismo –había renunciado y ante la falta de aspirantes volvió a aceptar el puesto- que, arrastrado por el peso de Massa en la provincia de Buenos Aires, terminó alcanzando una decente performance.

 

“Quiero llamar a los que votaron pensando en el voto útil: el voto más útil es el que expresa los sueños que uno tiene”, parafraseó Massa. Y enseguida extendió su raid de convites a los “votan en términos de partido”, ya que “acá hay peronistas, radicales, socialistas”. Massa lo tiene claro: su apuesta ahora es salir a buscar los votos sin dueño de Ernesto Sanz y Elisa Carrió, en busca de la chance de subirse a un hipotético ballotage con Scioli. Aunque en las filas de Scioli estiman que cuanta mayor pelea de Massa, más chances tiene el gobernador bonaerense de ganar en primera vuelta.

 

Cristina Fernández y Marcelo Lewandowski, cuando se vieron las caras antes del cierre de listas de 2021.
El gobernador de Neuquén, Rolando Figueroa, y el diputado Gabriel Álamo.

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