En Moreno la interna estalló hace tiempo. Desde que Walter Festa decidió abandonar el oficialismo, y armar un espacio propio en el Concejo Deliberante para instalar en el municipio del oeste un sector con fuerza representado en el kirchnerismo más duro para hacerle frente a la sólida estructura de Mariano West, uno de los intendentes que más entiende el oeste del conurbano, la disputa territorial llegó al extremo.
Su habilidad lo llevó a transitar ministerios bonaerenses, el Congreso, y muchas veces, despachos de la Rosada. Pero la instalación de las agrupaciones juveniles demostró que la mejor opción (contraria) surgió del riñón.
Festa, un joven funcionario de Anses que responde a José Ottavis, camina el distrito desde hace meses para instalarse como la verdadera alternativa, bajo el ala de La Cámpora y la JP (Peronismo Kirchnerista).
Asfixiado por los embates, al intendente no le quedó otra que respaldarse en el sciolismo, y algunos funcionarios de peso a nivel nacional para demostrar que la pertenencia “no se borra”; hasta utilizó su experiencia para sacar de la foto al edil que trabaja en la entidad que encabeza Diego Bossio y demostrar obras. También salió a publicitar gestión en regiones que fueron marcadas como “críticas”.
Pero hay algo más que puede ser trascendental: West siempre tuvo buena llegada con Daniel Scioli. Cuando la internaba comenzaba a ser pública, el gobernador envió a sus funcionarios y también viajó a diversas actividades para demostrar que “cuida” a los suyos. Fue así que la oficialización de la dupla con Zannini se celebró en el Municipio de Moreno.
“La fórmula es garantía de experiencia, confianza y conducción política”, comentaba West, siempre feliz por las redes sociales. Hasta cambió su imagen de portada en twitter, por una en la que aparece con la presidenta, Néstor Kirchner, el ahora diputado nacional Andrés Arregui y Scioli.
El nuevo escenario nacional, de unidad, puede ser parte de lo que pase en Moreno. “Todavía no hay nada definido”, le comentaron a Letra P desde el entorno de Festa, que debe esperar la orden de Casa Rosada para saber si juega, o no, las PASO, en pleno hermetismo.