18F: No hay intento destituyente ni Partido judicial

La reacción gubernamental a la multitudinaria, pacífica y respetuosa movilización del pasado miércoles no puede ser peor. Lejos de tomar nota, como en caso de marchas anteriores, del reclamo popular por la plena vigencia de las instituciones republicanas y de sentido homenaje a la memoria del fiscal Nisman, insiste en descalificar tal reclamo emparentándolo con golpes de estado que nadie propicia y que carecen de todo asidero.

De inusitada gravedad fueron las expresiones de la presidente por las redes sociales conocidas este fin de semana, definiendo al Poder Judicial, como “…un súper poder por encima de las instituciones surgidas del voto popular…” que intenta “…desestabilizar al Poder Ejecutivo…” y “…desconoce las decisiones del Legislativo…”.

 

Está en la naturaleza del Poder judicial -y es una de sus misiones fundamentales- controlar a los otros Poderes del Estado, dejando de lado las decisiones de aquéllos cuando las encuentra contrarias a la Constitución Nacional. No hay voluntad política alguna que pueda estar por encima de la Ley Fundamental de todos los Argentinos.

 

Esperemos que estas desafortunadas declaraciones sean solo eso y no el preludio de medidas que atenten contra los derechos y garantía de los ciudadanos so pretexto de la defensa de un orden democrático que no se encuentra amenazado siguiendo el camino que el chavismo venezolano emprendió hace un año con el arresto de Leopoldo López y profundizó recientemente con la detención del alcalde de Caracas, hechos antes los cuales nuestro gobierno ha mantenido un repudiable silencio.

 

Es imprescindible en este momento de nuestro país bregar por la plena vigencia de la división de los poderes y el fortalecimiento de las instituciones de la República.

 

Los tres jueces de la Corte Suprema, Horacio Rosatti, Carlos Rosencrantz y Ricardo Lorenzetti, los rostros más notables de la Argentina injusta.

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