El jueves 29 de octubre, en horas del mediodía, mientras una torrencial lluvia asediaba a la Ciudad de Buenos Aires, el kirchnerismo porteño recibió a funcionarios sciolistas en la sede del PJ ubicada sobre la calle San José. Allí escuchó los lineamientos de la campaña para el ballotage, que pueden resumirse en esta consigna: "Contrastar los modelos de gestión y mostrar las diferencias” con el candidato a presidente por Cambiemos, Mauricio Macri. Además, recibió instrucciones enfáticas en el sentido de sepultar los actos cerrados y llevar la campaña a la calle.
La reunión duró poco pero alcanzó para aclarar las cosas, bajar línea y volver a verse luego del domingo en el que se confirmó la segunda vuelta entre Daniel Scioli y Mauricio Macri. La convocatoria fue eficaz y el salón del Partido Justicialista reunió a peronistas, sciolistas, progresistas y miembros de La Cámpora.
El ex candidato a jefe de Gobierno del Frente para la Victoria y titular de Aerolíneas Argentinas, Mariano Recalde, abrió la reunión y cedió rápidamente la palabra al jefe de Gabinete provincial, Alberto Pérez.
Entre empanadas y vasos de gaseosa, Pérez tomó la palabra desde la mesa central y marcó dos “claves” del mensaje que debe bajar el Frente para la Victoria durante la campaña en territorio porteño: la elección se ganó y avanzar en el contraste de los modelos. Además, el operador sciolista se comprometió a entregar materiales para hacer campaña de manera más rápida, al revés de lo que sucedió de las primarias a las generales, donde hubo quejas por la falta de insumos.
“La idea no es pegarle a (Mauricio) Macri porque sí, sino contrastar los modelos de gestión y mostrar las diferencias”, contó a Letra P uno de los presentes.
A algunos de los presentes les sorprendió la presencia de la agrupación de Máximo Kirchner, que tuvo como emisarios a Axel Kicillof, Juan Cabandié y el propio Recalde. Lo cierto es que en el encuentro hubo un mea culpa y nada de pases de facturas; la tensión entre los camporistas y los sciolistas por la desafortunada frase “el candidato es el proyecto” quedó atrás.
Según pudo saber este portal, en el kirchnerismo porteño creen que “no se hizo bien la campaña” porque “se creyó que la elección estaba ganada” y no habría ballotage. “Ahora tenemos que estar todos comprometidos”, resaltan.
Entre la catarata de conclusiones, se subrayó una motivación por “salir a la calle” y “terminar con los actos cerrados”. “No podemos seguir hablándole a los que ya sabemos que nos van a votar, no podemos seguir haciendo actos políticos entre nosotros”, se sinceró ante Letra P uno de los asistentes a la reunión.
En el encuentro, también hubo tiempo para hacer catarsis. El ministro de Economía de la Nación y diputado nacional electo, Axel Kicillof, se quejó del trato que recibe en los medios de comunicación y lanzó una frase que hizo sonreír y sonrojar a más de uno. “Si estoy cerca de (Daniel) Scioli dicen que me lo estoy cogiendo, si estoy lejos, que lo estoy evitando”, sostuvo el titular del Palacio de Hacienda.
A su turno, el legislador porteño y ex jefe de Gobierno Aníbal Ibarra contó que él pudo vencer a Macri en una segunda vuelta y entre los presentes lo entendieron como un “speech motivacional”. El ex funcionario de la Alianza hacía referencia al ballotage del año 2003, cuando el binomio que compartió con Jorge Telerman se impuso al integrado por el líder del PRO y Horacio Rodríguez Larreta.
El titular del Consejo de la Magistratura de la Ciudad pidió la palabra justo al mismo tiempo que su esposa, la legisladora María Rosa Muiños. Recalde dudó unos segundos acerca de a quién darle el micrófono y, rápido de reflejos y con sentido del humor, Olmos dijo: “Que hable ella primero, no quiero tener problemas”. Todos rieron.
El ministro de Trabajo de la Nación y legislador porteño electo, Carlos Alfonso Tomada, planteó hacer congresos de delegados gremiales para juntar a los trabajadores y “explicar la protección laboral que propone el gobierno de Scioli y el de Macri”. La búsqueda del “voto gremial” fue un guiño al pedido de “contrastes de modelos” que solicitó Alberto Pérez.
Por otra parte, el objetivo del sciolismo es no sacar menos votos que Daniel Filmus en el último ballotage del año 2011, cuando el kirchnerismo fue por la Jefatura de Gobierno y arañó los 36 puntos. En el búnker naranja saben que no pueden cosechar menos de esa cantidad de unidades, por lo cual deberían aumentar en 12 puntos la performance del pasado domingo.
En la reunión del lluvioso jueves 29 estuvieron Alberto Pérez, Gustavo Marangoni, Raquel Cecilia Kismer, más conocida como “Kelly” Olmos, Alejandro Rodríguez, Silvia La Ruffa, Carlos Tomada, Juan Manuel Olmos, María Rosa Muiños, Gabriel Fuks, Lorena Pokoik, Paula Penacca, Juan Cabandié, Mariano Recalde, Axel Kicillof, Aníbal Ibarra, Jorge Taiana, entre otros.
Lo que dejó el 25 de octubre
Daniel Scioli obtuvo 472.155 votos en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires en las elecciones generales y quedó muy lejos de Macri, que escaló a los 50 puntos y obtuvo 990.826 sufragios. Concretamente, Scioli subió unos 50 mil votos y Macri logró retener los votos de sus socios de Cambiemos en territorio porteño.