Mauricio Macri, el heredero de uno de los grupos empresarios más grandes del país, está cerca del sueño para el cual trabajó durante todo su desarrollo político: ser proclamado jefe de Estado, sonreír frente a las cámaras y ponerse la banda presidencial.
Mimado y querido por la clase alta porteña y nacional, Macri estudió en el exclusivo Colegio Cardenal Newman, desde donde arrastra una relación personal con el abogado José Torello y el empresario Nicolás Caputo, dos amigos claves de todo su recorrido de vida, en los negocios y en la política.
El líder del PRO repite una y otra vez que “piensa como ingeniero” cuando habla de áreas como transporte o energía, por ejemplo. Se recibió de ingeniero civil en la Universidad Católica Argentina y probó suerte en las empresas familiares del Grupo Macri, como Sevel, Sideco y Socma.
Al igual que su competidor, al momento de llegar a la política no tenía militancia previa ni mucho menos estructura partidaria. Los dos fueron abrazados por el peronismo de los noventa en sus inicios pero, con el tiempo, hicieron camino propio.
El actual jefe de Gobierno porteño llega al ballotage de este domingo con ocho años de gestión en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, un insípido paso por el Congreso de la Nación y tres mandatos consecutivos al frente del Club Atlético Boca Juniors. El club de la ribera sur fue la plataforma que eligió para lanzarse a la política en 2003, cuando amagó con postularse a presidente y decidió ir por la Jefatura de Gobierno.
En esa oportunidad, perdió en segunda vuelta con Aníbal Ibarra. Se recluyó en Boca y en Compromiso Para el Cambio (CPC), su propio partido político, que fue la antesala a Propuesta Republicana (PRO). Por ese entonces, ya estaban junto a Macri figuras como Horacio Rodríguez Larreta (fue su compañera de fórmula), Gabriela Michetti (su actual candidata a vicepresidenta) y María Eugenia Vidal, electa de gobernadora de la provincia de Buenos Aires.
Mientras preparaba terreno para disputar la Jefatura de Gobierno otra vez, el hijo del famoso empresario Franco Macri fue electo diputado nacional por la Ciudad y debutó en el Congreso Nacional, lugar donde nunca se sintió cómodo y usó de puente para seguir creciendo en política.
En 2007 volvió a presentarse como jefe de Gobierno y venció al kirchnerista Daniel Filmus en el ballotage. El PRO ya contaba por ese entonces con legisladores porteños y ahora la fórmula Mauricio Macri - Gabriela Michetti tomaba la conducción de la Ciudad. Idéntica situación se vivió en 2011, pero la acompañante fue Vidal.
Hace cuatro años Macri volvió a amagar con iniciar una carrera presidencial pero las encuestas marcaban un triunfo seguro de Cristina Fernández de Kirchner. Y nuevamente desistió. Parte de la decisión fue por el consejo de su asesor estrella, el ecuatoriano Jaime Durán Barba.
Este año, durante el encuentro de la mesa nacional del partido en la ciudad de Mar del Plata, Durán Barba recordó el momento en que le dijo a Macri que no compitiese y marcó que el espacio amarillo “tiene el equipo más capaz del continente” y que “es probable que ganemos si hacemos esfuerzo”.
Esfuerzo pero también acuerdos. Macri pasó buena parte de los días previos a las PASO del 9 de agosto masticando la idea de llegar a un consenso con Sergio Massa pero, otra vez, siguió los consejos del gurú ecuatoriano y del secretario general del Gobierno porteño, Marcos Peña, uno de los hombres a los que más escucha. Le dijo que no al Frente Renovador y se concentró en estrechar vínculos con sus socios de Cambiemos, la Unión Cívica Radical y la Coalición Cívica.
En las primarias su performance no fue la esperada y hasta en el búnker amarillo hubo quienes lamentaron no haber acordado con el massismo. La elección del 25 de octubre cambió los ánimos totalmente en el PRO.
Vidal ganó la gobernación y Macri, más jugado que nunca en la piel del representante de la no política, en el defensor del pragmatismo en detrimento de todo discurso ideológico -más allá de que esa postura y sus ideas sean rasgos de una insoslayable marca ideológica de clase- quedó a escasos puntos de Daniel Scioli. Algunas encuestas lo dan ganador del primer ballotage de la historia argentina, pero en el PRO piden “cautela”. “Hasta no ver el último voto, no podemos cantar victoria”, se atajó ante este portal un operador macrista.