La interna del radicalismo acorraló a la gobernadora electa María Eugenia Vidal en el armado legislativo y los senadores amenazaron con no formalizar un bloque con el PRO y tener independencia. El principal argumento de este sector, que presenta mayoría alfonsinista, es el temor a perder la identidad partidaria.
En los hechos, subsiste en la provincia una mayoría "alfonsinista" que supera al sector que regentea el senador nacional, Ernesto Sanz y el vicegobernador electo, Daniel Salvador. Quienes buscan sostener la alianza Cambiemos en el ámbito parlamentario para dar mayor fortaleza al gobierno de María Eugenia Vidal.
"Nunca se discutió la fusión en un solo bloque, y no nos parece conveniente, esto por supuesto no significa que no vayamos a asumir el rol oficialista que vamos a tener a partir de diciembre" afirmó a Letra P, el titular del bloque de senadores radicales, Carlos Fernández, un dirigente del alfonsinismo.
Con mayor ímpetu, se ubicó en esa posición, su par, Horacio López, quien llamativamente, responde al sector de Sanz. "No hay ninguna posibilidad de armar un bloque Cambiemos" había dicho el pasado lunes a este portal.
La única alternativa, según remarcan en este grupo, es que se unifiquen todos en el Congreso.
"Si hay un bloque único a nivel nacional lo habrá en todas las provincias" aseguró Fernández. Sin embargo, irresistibles a sus propias internas, los radicales empezaron a marcar posiciones contrapuestas.
“La conformación de un bloque legislativo único garantiza cohesión en la actividad parlamentaria y aporta eficazmente a la gobernabilidad”, afirmó el senador electo, Marcelo Dileo, uno de los encargados de difundir la orden de Sanz en el ambito parlamentario.
Según marcó el legislador de la segunda sección, “el hacerse cargo del gobierno de la provincia requiere dejar de lado especulaciones y/o visiones más fundadas en temores internos que en el objetivo que todos deseamos”.
La intención de la gobernadora electa, es consolidar bloques propios en ámbas cámaras, para tener mayor poder de negociación. Esta idea, que fue acordada con Sanz y Salvador, busca además otorgar una mayor espalda a la futura gestión de la vicejefa porteña.
Si se diera la unidad, el Senado podría pelear la primera minoría contra el FpV, ya que se sumarían los cuatro senadores radicales, con los 13 del PRO, la CC y el possismo, y hasta se esperaría alguna mudanza desde otros sectores. En Diputados, aunque el kirchnerismo conservará la primera minoría con 37 integrantes, Cambiemos tendría mayor control si suma los diez radicales, junto al mix de macristas, lilitos, del Partido FE del Momo Venegas, y del moyanismo, que suman 18 bancas.
El problema es que nunca existió un pre acuerdo, ya que no se esperaba tener tan fructífera elección. A esto se suma el hecho que la mayoría del radicalismo provincial sigue en manos del alfonsinismo (con sus diferentes variantes) y que Ernesto Sanz, no es un hombre del territorio.
Desde este sector, que busca la fusión, argumentan que no está en juego la identidad partidaria, sino la necesidad de "fortalecer" el futuro gobierno, que tendrá que afrontar una dura transición tras 28 años de gestión peronista.
En paralelo, existe en el centenario partido, una puja de poder interna, que sin duda, altera el ritmo de las negociaciones. De todas maneras, el resultado del ballotage será determinante para saber, como seguirá este proceso.
Si gana Macri la presidencia, es altamente probable que se consolide un bloque Cambiemos en el Congreso, y que esa línea se irradie hacia las demás provincias. Aunque es difícil imaginar que esto atempere las internas de correligionarios y macristas. Puede que incluso las potencie.