A pocos días del ballotage estalló la primera interna en el espacio Cambiemos. El presidente del radicalismo, Ernesto Sanz, le hizo saber a Mauricio Macri que, en caso de que gane el ballotage del próximo domingo, no aceptará el cargo para el cual lo propuso el líder del PRO, al frente del Ministerio de Justicia. La UCR cree que, por el aporte que hizo a la alianza, el senador mendocino merece un rol político más fuerte en el Gobierno, como ministro del Interior o jefe de Gabinete, aunque Sanz dice que prefiere tener otro rol.
La versión fue confirmada a Letra P por fuentes del PRO y del radicalismo, que negocian el armado del eventual Gobierno. Sanz ya le comunicó a Macri su decisión de no asumir ese cargo y pidió tener un rol de articulador político en el espacio, sin necesidad de tener un cargo específico. Adujo razones personales. El jefe de Gobierno le contestó que lo quiere “en un lugar cercano”, aunque no dio precisiones. “Ernesto no va a Justicia”, confirmó un hombre del macrismo.
Aunque voceros de Sanz aseguraron que el senador "no está detrás de ningún cargo" y que "todo sigue igual", en el radicalismo presionan para que tenga un papel más relevante.
De acuerdo con un dirigente cercano a Sanz, la discusión pasa por cuál de los dos espacios es el artífice de la posible victoria. “Ellos dicen que se gana gracias a que pusieron a María Eugenia Vidal en la provincia. Nosotros creemos que la clave es que la UCR le dio a Vidal la estructura y el aval ético. Ellos ponen el marketing y la figurita. Nosotros, el partido”, dice un ladero sanzista.
A diferencia de lo que ocurre con el resto del gabinete, del que se sabe poco y nada, Macri anunció en el mes de septiembre, un mes antes de las elecciones generales, que su ministro de Justicia sería Sanz. Adentro de la UCR le llovieron críticas al presidente del partido. “Es denigrante que le den ese lugar. Nosotros les damos la estructura nacional del partido. Ernesto tendría que haber pedido primero la vicepresidencia y después la Jefatura de Gabinete. El ministro de Justicia no existe”, le dijo en ese entonces a Letra P un hombre de peso en la estructura partidaria.
Después de las elecciones del 25 llegó la reacción del sanzismo, que ahora teme que el PRO lo relegue en los espacios de poder. “Ellos se manejan como gerentes de SOCMA o directores de una ONG. Nosotros somos un partido político. Ellos proponen un esquema gerencial. El primer problema que ya tenemos es que nuestras culturas políticas están en las antípodas”, define un histórico dirigente radical.
En el radicalismo empezaron a percibir movimientos del PRO que encendieron las alarmas de su preocupación. La designación de Cristian Ritondo al frente del Ministerio de Seguridad, en la provincia de Buenos Aires fue la primera señal de que el radicalismo puede quedar aislado en un eventual gobierno del PRO, mientras el macrismo gobierne en alianza con sectores del peronismo. “Cuando quieren transparencia e institucionalidad, estamos nosotros. Ahora que buscan gobernabilidad, recurren al peronismo”, dice la fuente, que confirma que el macrismo también le está abriendo el juego a Hugo Moyano con lugares para sus dirigentes en varias áreas del gobierno.
La rebelión de los radicales ya tuvo su primer episodio en la Cámara alta de la provincia de Buenos Aires después del ballotage, cuando los senadores decidieron que no estarán en el mismo bloque que los del PRO. Los legisladores de Cambiemos, que serán oficialismo en territorio bonaerense, decidieron que armaran un interbloque pero mantendrán su autonomía y estructura.
La interna bonaerense podría derivar en un doble comando en el Senado. La presidencia del cuerpo quedará en manos del vicegobernador electo, el radical Daniel Salvador. Por eso en Cambiemos se habla de crear una vicepresidencia o dar firma a la vice primera.