La elección del pasado domingo 25 no solo provocó el cambio de color político del futuro ejecutivo provincial, sino que encendió el fuego en la legislatura bonaerense.
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La elección del pasado domingo 25 no solo provocó el cambio de color político del futuro ejecutivo provincial, sino que encendió el fuego en la legislatura bonaerense.
Contra todos los pronósticos, el PRO, junto a sus aliados de la UCR, absorberán la importante estructura bonaerense, y tendrán de forma obligada, la presidencia del Senado Provincial.
Queda entonces por definir los lugares en la Cámara de Diputados, donde desde hace ocho años, está a cargo de la presidencia, el oficialista, Horacio González.
Desde 2011, lo hace en doble comando con uno de los jefes de La Cámpora, el vicepresidente, José Ottavis. Otra hubiera sido la historia si Aníbal Fernández ganaba la elección provincial.
Pero la llegada de Cambiemos, modificó el panorama, y la Cámara Baja comienza a enredarse en agitadas reuniones.
Desde el FpV, el sector comandado por González, se ilusiona con retener a los propios y conquistar la ambición de los radicales internistas.
Para esto, tendrán una nueva formación de 37 diputados, aunque la mayoría de ellos provenientes de distritos derrotados.
Según su alucinada ecuación, Cambiemos jamás será la sumatoria de la UCR y el PRO, por lo que pueden conquistar voluntades entre los boina blanca.
Saben que los radicales tienen asegurada la presidencia del Senado, con la llegada del electo vicegobernador, Daniel Salvador. Y esperan que esa situación, predisponga a futuros acuerdos.
Esa lógica, choca de lleno con una realidad difícil de sortear. El macrismo tendrá el gobierno, y exigirá la presidencia de la Cámara Baja.
Y en formato legislativo, Cambiemos prevé ordenarse en interbloque con un núcleo duro de macristas puros, conformados por 14 bancas, más dos aliados de corte sindical (uno del Momo Venegas y otro de Hugo Moyano), y diez de la UCR.
Esta “alianza”, como gusta llamar el gobernador, Daniel Scioli, está hoy más cerca de una negociación con el Frente Renovador, que con el FpV.
De hecho, cuentan que Sergio Massa, el líder de ese espacio, ya designó al actual diputado, Jorge Sarghini, como el nombre obligado para ocupar el cargo que finalmente logren.
De máxima, apuestan a la presidencia del cuerpo, aunque en el reparto puede que logren cerrar con la vice. Aunque esta negociación se enmarca casi exclusivamente en un reparto parlamentario, está ligada al ballotage que disputará el jefe del PRO, Mauricio Macri.
Y en esa jugada, son fundamentales los votos que pueda ceder Massa.