En la recta final de la campaña, Mauricio Macri bajó a La Plata junto a su candidata a vice, Gabriela Michetti, y a gobernadora, María Eugenia Vidal, para darle impulso al candidato local, Julio Garro, que pelea cabeza a cabeza la intendencia con Pablo Bruera. Montaron un breve show en donde remarcaron en todo momento la necesidad de no creerse que la elección está perdida, y en pedirles a todos sus votantes que salgan a la calle a convencer al resto.
El líder del PRO cerró la tanda de monólogos sobre el ring en el centro del club Platense de la capital provincial, a metros de la coqueta plaza Malvinas. A los cuatro costados, banderas de la Juventud PRO, algunas pocas radicales y en un rincón otras de la Coalición Cívica.
A todo volumen, la cumbia que está de moda, y todo el mundo con sus teléfonos celulares, a pura selfie. Los candidatos fueron llegando ordenadamente, uno por uno, atravesando un pasillo armado especialmente para ser recibidos con aplausos, besos y caricias, como estrellas de rock.
Hubo también bombos y un trompetista bastante tímido, al que por momentos le faltó valentía para soplar con fuerza y hacer vibrar las ventanas con agudos ensordecedores, que a decir verdad parecen llevar la marca registrada de los actos peronistas. Este sábado quedó ratificado.
Garro, que es consciente que por primera vez en ocho años en la vereda de enfrente -Bruera y cía- están preocupados por el último resultado electoral y la paridad que hay en las encuestas, abrió la jornada pasado el mediodía, a puro grito: "Estoy convencido que en 15 días vamos a comenzar a armar el mejor equipo de los últimos 20 años para gobernar la ciudad". "Les pido a María Eugenia y a Gabriela que se comprometan a transformar la ciudad, a ponerla de pie para que vuelva a ser el faro de la provincia de Buenos Aires", agregó.
La primera gran ovación del sábado fue para Vidal, que hizo su ingreso chocando palmas con la gente, que la bombardeó a fotos.
"Falta muy poco para que nos veamos más seguido", arrancó la candidata a gobernadora que aspira a dar el batacazo y arrebatarle la elección al jefe de Gabinete de la Nación, Aníbal Fernández. Con él confrontó en todo momento en su discurso, dejando en claro que el PRO quiere la polarización, para correr a Sergio Massa y Felipe Solá de la discusión. "Hace 2 años elegí esta Provincia para cambiarla", bajó el tono Vidal, y continuó con las promesas: "Vamos a garantizar paco cero".
Para incentivar a sus alrededores, provocó al kirchnerismo -algo que también hizo Macri minutos después- planteando que "en la Provincia no hay segunda vuelta: vas a poder elegir entre un Gobierno que gobierna con La Cámpora y un Gobierno que gobierna con los mejores; entre un Gobierno que quiere la despenalización de la droga o nosotros, que estamos en contra de la droga; entre los que gobiernan hablando detrás del micrófono o nosotros, que salimos a hablar con la gente". "Van a votar a Scioli, Zannini o Macri...", chicaneó Vidal ante los silbidos y abucheos de todos, para cerrar: "¿Van a votar a Aníbal o a mí?". Aplausos.
"Me regalaron este poncho nuestros queridos amigos jujeños, que me dijeron que me lo ponga, pero hace mucho calor acá", dijo Gabriela Michetti, provocando la primera carcajada del día. Habló del amor, el corazón, la concordia y la unidad. Para ella, esos son los pilares fundamentales para los dirigentes de Cambiemos. Segundos después, la idea de la polarización surgió de nuevo cuando nombró a Scioli, Zannini y Fernández. Nueva ronda de silbidos.
Macri entró casi por sorpresa, sin ningún anuncio, desfilando tranquilo hacia el escenario. Se abrazó con Garro, saludó y lo primero que hizo fue acordarse del kirchnerismo: "Nos dicen que ya ganaron, nos vuelven locos". El consejo del jefe de Gobierno porteño para todos sus votantes es que "no caigamos en esa, no tenemos que discutir; transmitamos toda la alegría e ilusión que tenemos en nuestro corazón".
"¿Queremos seguir con un presidente que habla por cadena nacional todas las semanas o con uno que te escucha y te invita todos los días?", arengó. "No queremos fanatismos ni tampoco construimos relatos", siguió, repitiendo la tónica de quienes lo antecedieron al micrófono: "No somos Aníbal ni Boudou". Así, le puso nombre y apellido a los votos que necesita para vencer a Scioli: "Les quiero decir a todos los que votaron a Rodríguez Saá, Margarita Stolbizer, Sergio Massa y Nicolás del Caño, que respetamos a todos esos candidatos y respetamos también su voto, pero que estamos listos para representarlos a todos".
Sus palabras giraron en torno a que aspira a entrar al ballotage pero que sabe que no le alcanza con lo propio. Por eso él también insistió con salir a la calle a pedir apoyo: "Les doy 1 hora por día para comer, dormir y bañarse; las otras 23 horas tienen que decirles a todos que el cambio comienza el 10 de diciembre".
Antes de su despedida, un hombre parado sobre una de las tribunas laterales no se pudo contener y quedó hablando solo a los gritos -como el Chavo del 8 en la clase del Profesor Jirafales-: "¡El 25 bailás seguro!". Todos se rieron y a Macri no le quedó otra que prenderse: "Estoy entrenando y ensayando, tengo un par de pasos nuevos que los voy a sorprender". "La vi el otro día a la Presidenta que me quiere copiar pero no le sale, no tiene la actitud", agregó.
"¿Ya se fue Macri?", preguntó desilusionada una señora que se apuró para salir a ver si conseguía una foto con el candidato, en la puerta. Pero fue tarde: pasadas las 13 horas, Macri, Vidal y Michetti se subieron con apuro a los autos y emprendieron la vuelta.