El espectáculo de la política

El convencimiento casi mesiánico de la gran mayoría de los políticos en la Argentina, que “el producto se compra por el envase y no por el contenido” ha generado el fenómeno de la irrupción de las productoras de materiales televisivos o cinematográficos, como los nuevos consultores que diseñan la política de imagen y discurso del candidato.

A lo sumo, aún participan en esta tarea algún publicista con historia en campañas presidenciales, pero son solo casos aislados, la mayoría prefiere poner sus recursos en las huestes de productoras que han probado su eficacia con programas de alta medición en la televisión o espectáculos exitosos.

 

Que es lo que han aportado los productores a la política: sin duda la creación de escenarios en donde se mueve el protagonista ya definido y logra “brillar”, no solo consiguiendo la imagen deseada y un discurso que normalmente es “un vómito textual de los estudios rotativos y secuenciales de la opinión pública, según los segmentos transversales “ sino también un contexto que lo haga “parecer real”.

 

A diferencia de la ahora llamada simple publicidad de campaña, lo que hoy se busca es la construcción de una realidad que sea la perfecta empatía de la gran mayoría del potencial electorado.

 

La diferencia entre el antes y ahora, se podría ejemplificar con la propaganda electoral de: “…dicen que soy aburrido…” a los funerales del ex presidente Kirchner.

 

Mucho ha ayudado a esta situación la conversión de la política en la Argentina de una política de partidos a una política de personajes públicos, donde al desaparecer el andamiaje ideológico al perder peso el partido en aras de las virtudes o cualidades de los candidatos y su fuerte centralización de poder, ya que supuestamente a nadie le importa que piensa el candidato por ejemplo en política exterior y si en el acontecimiento que domina la escena pública en ese momento, por ejemplo un asalto con víctimas.

 

Claro está que en esta simplificación de la política que va de la mano con el deterioro del sistema educativo público, donde el discurso de ideas y valores es reemplazado por parámetros visuales y sensaciones de deseos de mercado, puede ocurrir que todas las propuestas se terminen pareciendo demasiado como por ejemplo pasa en las campañas de autos o perfumes importados, con la diferencia que en la política no pueden contar con el prestigio como fórmula para diferenciarse.

 

Quizás el contra sentido más grande sea que el gobierno es el único en apelar a la política como “valor” dentro del esquema general antes señalado, pero lo hace con un sentido de producto de venta, donde pone en vigencia una cultura retro como lo fue en un tiempo en Europa comprar los poster del Che.

 

Cristina es la juventud rebelde y maravillosa, Daniel Scioli la previsibilidad y el diálogo, Sergio Massa  la modernidad y la eficacia, Macri el administrador y el pragmático y el Frente Amplio  aún no sabemos, lo cierto es que hasta ahora como propuestas para poder elegir parecen todas bastante pobres, pero no desesperen aún no hemos visto las súper producciones, eso será inmediatamente después del mundial donde la inseguridad, la inflación y la falta de trabajo seguirán quitándole el sueño a una gran mayoría de nuestros ciudadanos.

 

Javier Milei presenta el Presupuesto en el Congreso.
Las trabajadoras del área de género, a la espera de (malas) noticias. FOTO: @julianite.nite 

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