Los “mártires de Chicago”
En noviembre de 1884 se celebró en Chicago el Congreso de la Federación Americana del Trabajo, en el que se propuso que a partir del 1º de Mayo de 1886 se obligaría a los patrones a respetar una jornada de 8 hs mediante la huelga. Ese día las organizaciones laborales y sindicales de EE. UU se movilizaron y paralizaron el país con más de cinco mil huelgas.
El 1º de mayo comenzó una huelga en la ciudad que arrancó con 40.000 trabajadores y llegó hasta 65.000.
En los días posteriores comenzaron enfrentamientos entre huelguistas y un grupo de carneros contratados por la patronal para quebrar la huelga. El gobierno envío más de 200 policías que iniciaron un combate en las calles que terminó con cuatro obreros muertos y muchos heridos.
Como respuesta a la represión, se convocó a una manifestación para el día siguiente en la plaza Haymarket, en el sur de Chicago, de la que participaron más de 3.000 trabajadores.
La policía irrumpió nuevamente contra los obreros, y comenzó a atacarlos, cuando un desconocido arrojó una bomba contra los uniformados, hiriendo a 66 (7 de los cuales murieron). La respuesta policial fue disparar sin piedad contra la multitud, matando a varios obreros y dejando heridos a más de 200. Luego de estos hechos, el gobierno capitalista desató una caza de brujas contra los principales dirigentes obreros de las movilizaciones, acusándolos de haber lanzado la bomba, y condenó a juicio y pena de muerte a varios de ellos.
August Spies, Michael Schwab, Adolph Fischer, George Engel, Louis Lingg, Albert Parsons, Samuel Fielden y Oscar Neebe fueron sometidos a un juicio completamente orquestado y fraudulento, con testigos falsos y plagado de irregularidades. Uno de los jurados, cuando se le argumentó la inocencia de los acusados, confesó: “Los colgaremos lo mismo. Son hombres demasiado sacrificados, demasiado inteligentes y demasiados peligrosos para nuestros privilegios”.
El 11 de noviembre de 1887 Spies, Engel, Fischer y Parsons fueron ahorcados. Unos días antes Louis Lingg se había quitado la vida en su celda. En su funeral marcharon por las calles más de 25.000 trabajadores. Desde ese momento ellos son recordados como “los mártires de Chicago”, ejemplo de lucha y coraje de la clase trabajadora internacional.
Los otros enjuiciados (Fielden, Schwab y Neebe) pasaron largos años en prisión hasta que toda la falsedad del juicio y las mentirosas acusaciones no pudieron ser sostenidas, y recobraron la libertad.
El congreso de París y el 1° de Mayo de 1890
En 1889 se reunió en París un Congreso muy importante para la clase obrera de todo el mundo. En esa ocasión delegados de organizaciones socialistas de más de 23 países acordaron fundar la II Internacional. Las delegaciones principales provenían de Francia, Alemania, Inglaterra, Bélgica, Austria, Rusia y España, pero también la Argentina tuvo su representación, a través de un grupo de alemanes emigrados a nuestro país que enviaron su adhesión al congreso y fueron representados en este por el dirigente socialista alemán Guillermo Liebneck. En esa reunión de París se resolvió convocar a manifestaciones y mítines en todo el mundo, como una jornada de lucha internacional.
“Se organizará una gran manifestación internacional, en fecha fija, de manera que en todos los países y en todas las ciudades a la vez, el mismo día, los trabajadores exijan a los poderes públicos la reducción legal de la jornada de trabajo a ocho horas y la aplicación de las demás resoluciones del Congreso Internacional de Paris”.
La fecha para la jornada de lucha internacional se tomó considerando una resolución de la American Federation of Labour de EE.UU. y se acordó trabajar para la organización de las movilizaciones para el 1º de Mayo de 1890.
Ese día cientos de miles de trabajadores se manifestaron en las principales ciudades del mundo capitalista, muchas de ellas con enfrentamientos con las fuerzas policiales
Los cuatro lemas principales que aparecían en las pancartas e insignias del 1º de Mayo eran: los “Tres ochos” (ocho horas de trabajo, ocho horas de esparcimiento, ocho horas de sueño), “El voto para todos”, “Libertad, Igualdad y Fraternidad” y “Trabajadores de todo el mundo, ¡uníos!”.
En Argentina, el acto del 1º de Mayo fue acordado entre socialistas y anarquistas, y se reunieron unos tres mil trabajadores en el mitin convocado para la ocasión. Los discursos se pronunciaron en cuatro idiomas: alemán, francés, italiano y español. Actos similares se organizaron n el mismo ese día en Rosario y Bahía Blanca. En el manifiesto que se leyó en Bs Ass, se anuncia la decisión de formar una Federación de Trabajadores Nacional y la necesidad de publicar un periódico propio, al que llamarán El Obrero que aparecerá durante un tiempo.
La clase obrera argentina empezaba a ponerse de pie, como parte de la clase trabajadora internacional.
1º de Mayo, día internacional de lucha
Esta fecha trató de banalizarse declarándolo un “día de fiesta” para los trabajadores. Pero bajo este sistema la clase obrera no tiene nada que festejar. Por eso es para nosotros un día internacional de lucha, donde los explotados salen a las calles por sus reivindicaciones y para impugnar este sistema basado en la explotación del hombre por el hombre.
Este 1ro de Mayo en medio de una crisis mundial del sistema capitalista los trabajadores de todo el mundo saldrán nuevamente a la calles. Las ocho horas de trabajo siguen siendo un reclamo tan vigente como a fines del siglo XIX para gran parte de la clase obrera mundial, agravada por la crisis capitalista donde millones han sido empujados al desempleo mientras otros deben hacer jornadas agobiantes para conseguir un salario de subsistencia. Al mismo tiempo la concentración de la riqueza no ha cesado de aumentar. En los Estados Unidos, por ej. el 1% con mayores ingresos acapara un 28% de la riqueza. En nuestro país, después de la supuesta “década ganada”, un 34% de los trabajadores está “en negro” mientras casi un 8% de acuerdo a las estadísticas oficiales está desocupado. Un 75%, cobra $ 6500 o menos. Por cada peso que un trabajador recibía en 1974 hoy apenas recibe 0,65 centavos.
Como ocurre en todo el mundo, la crisis intenta ser descargada sobre los trabajadores con una brutal devaluación y el tope a las paritarias, lo que provocaría según distintos economistas, incluso afines al actual gobierno, una caída entre un 10 y un 15% del poder de compra del salario para fin de año.
La contracara de esto son los pagos a Repsol, la entrega del petróleo a la Chevron y las buenas migas con el FMI con el fin de empezar un nuevo ciclo de endeudamiento nacional. Una política favorable a los intereses de los grandes empresarios que de conjunto es avalada por todas las fuerzas políticas patronales. Esto viene de la mano de la criminalización de la protesta social y los luchadores, cuyo mayor ejemplo son los petroleros de Las Heras, condenados a cadena perpetua por un crimen que no cometieron, lo que llevó a Osvaldo Bayer a compararlos con los mismos mártires de Chicago que hoy queremos homenajear o el proyecto de Ley “antipiquetes” calcado de un decreto pinochetista para reprimir “legalmente” a las protestas contra su plan de ajuste.
Más que nunca la clase trabajadora de nuestro país, que paró masivamente contra el ajuste el pasado 10 de abril, tiene multitud de razones para manifestarse este 1° de Mayo, como se hará en numerosos países y lo haremos en Plaza de Mayo y en distintas ciudades del país la izquierda y los sectores sindicales combativos y antiburocráticos. Para levantar una tribuna de lucha, por la independencia de clase, planteando un programa de unidad de la clase obrera con el pueblo pobre para que la crisis la paguen los patrones. Para defender el derecho de huelga y de movilización, para pelear en las calles contra el nuevo proyecto “antipiquetes”. Por la absolución de los petroleros de Las Heras y el desprocesamiento de los más de 5.000 luchadores populares. Para decir basta de demonizar a los pobres. La única salida a la llamada “inseguridad” y a la descomposición social que empuja al delito orquestado desde las mafias policiales y estatales que organizan a lúmpenes profesionales y donde el “pequeño delito” es el último eslabón, es acabar con las mafias policiales y pelear por trabajo en blanco para todos y derechos para la juventud que no tiene acceso a la educación ni al trabajo.
El 1º de mayo exigiremos un plan de lucha nacional y un nuevo paro a los burócratas sindicales. Denunciaremos su subordinación a los partidos patronales y plantearemos la perspectiva de recuperar todos los sindicatos para que sean herramientas para la lucha de clases. Vamos a promover la realización de Encuentros Regionales como el que convoca el Encuentro Sindical Combativo en la zona norte del Gran Buenos Aires para dar continuidad al reagrupamiento de los sectores antiburocráticos.
(*) Diputado provincial por el PTS dentro del Frente de Izquierda y de los Trabajadores.