Política

El camino de Gil Lavedra a la Corte agita otra interna en la UCR

Letra P.- Varios senadores de su propio partido preferirían otro candidato. El apoyo de Sanz y los movimientos de Despouy. Además, la decisión de Techint y el número mágico de Pichetto.

“El próximo juez de la Corte Suprema no tendría que tener más de 60 años”, escuchó Ricardo Gil Lavedra en un almuerzo radical con sede en restaurante Lalín. “Che, ¿Y no se podrá estirar hasta 65?, digo así tengo chances”, anotó el ex diputado que pasa sus días con una intensa campaña para posicionarse hacia la vacante que dejará en la Corte Suprema de Justicia el ministro Raúl Zaffaroni en el mes de enero.

 

Ese despliegue es factor de más divisiones en el seno del radicalismo y que tuvo otro episodio con el reportaje de Gil Lavedra en Página/12 en el cual volvió a promocionarse -sin caer en la autoreferencia, aunque estuvo muy cerca- como sucesor del juez favorito del kirhcnerismo.

 

Lo cierto es que ni Julio Cobos ni Gerardo Morales están demasiado contentos con las últimas movidas del postulante. Se habla de algunos mensajes con destino al Gobierno y de reuniones que deberían haber sido más cuidadosas. El sigilo que le falta al penalista le sobra al titular de la Auditoría General de la Nación, Leandro Despouy.Realiza semanalmente cafés y almuerzos obligatorios con jueces y senadores que -entiende- podrían apalancarlo aunque pocos se enteran de lo que allí se conversa.

 

El gran sustento de la nominación de Gil Lavedra es hoy Ernesto Sanz que ya logró el visto bueno de Ricardo Lorenzetti. Para el presidente de la Corte sería un candidato ideal pero desconfía de su promotor. A la Corte ha llegado el dato de que Sanz está con problemas para costear su campaña presidencial y hasta se habla de algún desaire del Grupo Techint que habría pasado de aportar fondos a esa plataforma a sólo compartir asesores y logística.

 

Los referentes con peso territorial del partido ven con mejores ojos al auditor. A Cobos y Morales se debería agregar también el chaqueño Ángel Rozas que llegó al Consejo de la Magistratura y lo primero que hizo fue nombrar como jefe de su despacho a un asesor recomendado por Despouy.

 

Así las cosas, Gil Lavedra ha llegado al punto de encontrarse en la curiosa situación de que tiene más respaldo entre los senadores kirchneristas que entre los de su propio partido. Un caso muy evidente es el del neuquino Marcelo Fuentes. Miguel Pichetto, en cambio, lo mira más a la distancia. Al jefe del bloque kirchnerista en este momento más que los nombres le interesa el número de cortesanos. En los encuentros más privados sostiene que el número ideal sería de 11 jueces.

 

Al entorno más íntimo Gil Lavedra le explica que tiene que hacer equilibrio entre su postulación y la posibilidad de “quemarse de antemano”. Señala como ejemplo a no seguir el caso del camarista Marcos Grabivker que hace dos décadas se postula sin éxito para el máximo tribunal y ahora, para colmo, su discípulo Mariano Borinsky también se anota para la Corte desde el programa de Alejandro Fantino, en las noches de Animales Sueltos.

 

La comuna de Máximo Paz, dentro del departamento Constitución, en Santa Fe.
Esteban Aricó, el edil peronista apuntado en el marco del escándalo de los comedores fantasmas en Santa Fe.

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