Rodolfo Canicoba Corral llevó sus vaivenes políticos hasta Mar del Plata donde se organizó la VI Conferencia Nacional de Jueces que tuvo al presidente de la Corte Suprema de Justicia de la Nación Ricardo Lorenzetti como figura central.
“Rodi”, como lo llaman sus colegas y amigos divirtió a todos en la noche del jueves cuando, luego de la cena y antes de que la cumbia copara el Salón del Hermitage, dijo que francamente no sabe si acercarse a Sergio Massa o aportar al armado judicial de Daniel Scioli.
Quienes lo rondan también estaban en el Hermitage. Ariel Lijo, el juez de la causa Ciccone, está identificado con Scioli y Claudio Bonadio, otro juez que amarga a Amado Boudou, apuesta a ser el Jefe de la SIDE si Massa es elegido presidente. Canicoba se queda en terreno neutral y, como excelso jugador de truco que es, por ahora espera y hace cálculos.
Lo notable es que, según su perspectiva política, los candidatos con chances son los dos que lo buscan. “Macri se pincha porque no tiene estructura”, les dice a aquellos que se juntan, cada vez más frecuentemente, a tomar café con el Tano Daniel Angelici. Pero lo cierto es que el gran ahijado que Canicoba supo tener en tribunales es precisamente el ministro de Justicia de Macri, Guillermo Montenegro.
Canicoba fue el que más se movió para que el por entonces fiscal Montenegro fuera nombrado juez por los Kirchner. Apenas los Kirchner llegaron al Gobierno recurrió a sus contactos en el peronismo, los mismos que cultivó desde que era juez de menores en la provincia, cuando comía asados con el intendente duhaldista Carlos Brown y con el presidente de Chacarita Luis Barrionuevo.
Sin embargo el contacto clave fue Alberto Fernández a quien conoció bien cuando le cayó la causa AMIA.
De ese modo, mientras el pliego de su ahijado avanzaba en el Senado, Canicoba disponía la captura de represores que reclamaba el gobierno español y declaraba la nulidad de los indultos. “Tráiganme la firma y el pañuelito blanco que me lo pongo antes”, decía divertido a sus empleados cuando fallaba en causas de Derechos Humanos.
En el Frente Renovador le deben favores. Cuando Martín Redrado fue investigado por supuestos sobresueldos en el Banco Central, Canicoba directamente procedió a archivar la causa. En la “ola naranja” su mejor contacto es Joaquín Da Rocha y, por supuesto, el siempre servicial Carlos Corach que habla con Scioli más seguido de lo que ambos admiten.
Juega al truco en un grupo que integran el fiscal Guillermo Marijuan, el juez Lijo y su hermano, el hermético Fredy. Esas reuniones arrancan tarde y a veces duran hasta el amancer. El año pasado en una de esas trasnochadas le dijo a Lijo que lo mejor era archivar la causa Ciccone. El juez le respondió que ya era imposible y que el iba a seguir siendo protagonista después del kirchnerismo. Y Rodi también.