También desde La Plata se advierten cambios en el discurso ultra K que, electoralmente, no dio resultado positivo. El enunciado del principal candidato a diputado nacional por el oficialismo, Martín Insaurralde, mostrando una posición “diferente” al reconocer que la inflación “es mayor” que la difundida por los índices del INDEC, después de haber advertido días atrás la necesidad de reducir la “inseguridad” en el país, es otro botón de muestra.
Al margen de la dinámica política, los anuncios o promesas “a demanda” que viene realizando el gobierno nacional están directamente vinculados con aquello que la sociedad quiere escuchar respecto de sus problemas cotidianos. Es decir, modificaciones gestuales para recuperar niveles de consenso o, mejor dicho, consolidar ese 30 por ciento de los votos que obtuvo el Frente para la Victoria en la provincia.
Scioli, mientras tanto, continuará hiperactivo, pegado a Insaurralde durante la recta final de la campaña hacia la elección de renovación legislativa de octubre próximo. Durante los últimos días, el gobernador decidió desembarcar en algunos municipios, puntualmente identificados con el “massismo”, con el objetivo de levantar la campaña de los postulantes locales del Frente para la Victoria.
Básicamente, el objetivo que tiene el oficialismo K es achicar la distancia que le lleva el líder y candidato a diputado nacional por el Frente Renovador, Sergio Massa. “Efectivamente, el cambio de discurso por uno más sincero respecto de la inseguridad o en temas como la inflación –asuntos claves sobre la agenda mediática de Massa– puede permitirnos apostar al ‘voto confusión’, y así restarle un 5 por ciento del porcentaje sobre intención de voto”, se entusiasma un operador del kirchnerismo “moderado” en la provincia.
Un ingrediente más para ese virtual “voto confusión” sería imponer el concepto de que Massa no significa una alternativa real de cambio, ya que fue jefe de gabinete K hasta 2009 y que en sus listas de candidatos a legisladores nacionales y bonaerenses hay kirchneristas “arrepentidos”, aunque hasta hace un par de meses aplaudían a la presidenta y hasta decían ser “militantes” del proyecto nacional.
Enfocado junto al secretario de Seguridad K, Sergio Berni, en el combate contra la delincuencia, el ministro sciolista Ricardo Casal –de Justicia y Seguridad– celebró la reciente entrega de medio centenar de móviles policiales multitecnológicos para “mayor prevención” en el Gran Buenos Aires. Días antes, Scioli también había anunciado que incorporará a policías retirados para reforzar la “seguridad ciudadana” en una Provincia que tiene como agravante la gran cantidad de víctimas que viene arrojando el crecimiento de la inseguridad.
Legisladores de la oposición bonaerense aseguran que “estas nuevas medidas del Ejecutivo provincial en connivencia con el gobierno nacional, como la ampliación del número de gendarmes en la vía pública y el reclutamiento de policías retirados, conforman una acción espasmódica que sólo se lleva a cabo ante la desesperación electoral por recuperar votos, tras los negativos resultados que obtuvo el kirchnerismo en las elecciones primarias”.
Además del blanqueamiento discursivo del oficialismo K, el otro hecho relevante que se diagnostica en la sede gubernamental platense pasa por el clima de “ruptura” de las alianzas opositoras a la Casa Rosada, por el escenario político que se abrirá recién después de la elección de octubre por la disputa presidencial de 2015.
“Cada compañero elige su destino, pero quien elige ser socio de Macri no está eligiendo el peronismo”, castigó la ministra de Gobierno, Cristina Alvarez Rodríguez, no sin antes “atender” a los intendentes que vienen abandonando el proyecto K. “Ningún jefe comunal es exitoso por sí mismo. Son exitosos porque hay un gobierno nacional y provincial que está activo y que tiene el oído puesto en el vecino. Hay algunos que hablan de seguridad y no cuentan la realidad completa”, zamarreó.
En ese tablero anotan el futuro “divorcio” entre el jefe de gobierno porteño, Mauricio Macri, y Sergio Massa, a partir de los dichos del líder del PRO, cuando reconoce que la alianza con el armado del intendente de Tigre es en función del un “voto útil” contra el kirchnerismo, aunque dejó en suspenso el futuro entre ambos espacios.
El otro “quiebre” que pronostican en la oposición tiene que ver con la postura pública que adoptó días atrás el titular de la CGT disidente, Hugo Moyano, cuando insinuó su posible paso al proyecto “renovador” que conduce Massa para después de octubre, situación que irritó al también postulante del peronismo opositor, Francisco de Narváez.
Al margen de los vaticinios del oficialismo, y tras el muy buen resultado electoral alcanzado en agosto, el denarvaismo de la Sexta continúa su trabajo de cara a las legislativas de octubre.
El escrutinio final conocido el fin de semana confirmó que la lista seccional, encabezada por Héctor Gay, obtuvo más de 50 mil votos en Bahía Blanca, dato que no pasó desapercibido en los análisis políticos de la gobernación.
El objetivo de los “colorados” es consolidar esos resultados y procurar mejorar la perfomance en varios distritos, algunos de los cuales, como Villarino, Puan, Saavedra y Coronel Pringles, quedó muy cerca la posibilidad de sumar concejales.
Cada día con mayor intensidad continúan las “fugas” dentro del kirchnerismo hacía el “massismo”. Ya no sólo los intendentes van tomando distancia para poder pegar el salto, sino también muchos legisladores, concejales y referentes peronistas de distintos puntos de la geografía provincial.
En la Legislatura bonaerense el éxodo se comenzó a vivir en el Senado, donde los pases del bloque del Frente para la Victoria a la nueva bancada del Frente Renovador le hicieron perder la mayoría automática al oficialismo K y lo dejaron en minoría en varias comisiones claves, situación que impidió sesionar con “normalidad” la semana pasada.
Después de esa controversia en el Senado, que incluyó algunos “pases de factura” internos, la vigencia del “libro de pases” de legisladores del oficialista Frente para la Victoria hacia la bancada referenciada con Massa, se trasladó a la Cámara de Diputados, donde el Frente Renovador redobló la apuesta, presentando las “flamantes incorporaciones”. Decididamente, el massismo salió a juntar a diputados de pasado sciolista, macrista y radical dentro de la Cámara Joven de la calle 53. Es que, aumentando significativamente el número de integrantes, la bancada del Frente Renovador se posiciona como como segunda fuerza detrás del bloque K, si es que logra sumar una veintena de bancas parlamentarias dentro del recinto de sesiones.
Entre los 7 legisladores originales que estaban dentro de la bancada del Frente Renovador –entre ellos se puede visualizar a la diputada bahiense Verónica Couly–, ahora además se sumará a jugar formalmente con la camiseta del tigrense el montehermoseño Marcelo Di Pascuale, diputado con mandato vigente y con posibilidad concreta de renovar su banca parlamentaria en representación del Frente Renovador de la Sexta.
Si bien los operadores políticos del intendente de Tigre no dan por cerradas las “negociaciones” en la Legislatura, quienes quedarían al margen de la mudanza son Jorge Srodek –del Pro Peronismo; tal vez esa decisión radique en la posible disputa presidencial de Macri contra Massa– y el radical Aldo Mensi.
En la víspera, el plantel legislativo massista conducido por el diputado Rubén Eslaiman oficializó e inscribió entre sus filas a diputados del Frente para la Victoria K y al platense Julio Garro –referente puro de Macri en la ciudad de las diagonales–, entre otros legisladores del PRO.
Frente a ese complejo contexto de reacomodamientos “internos” en ambas cámaras legislativas, y que tiene como actores protagónicos a senadores y diputados del “sciolismo kirchnerista” y a los del “massismo”, es altamente probable que todas las iniciativas parlamentarias –muchas de ellas en debate, como la creación de las policías municipales, que se convirtió en uno de los ejes centrales de la campaña del Frente Renovador– difícilmente lleguen a los recintos en el “corto plazo”. Por el contrario, parecen condenadas, al menos, a una postergación hasta que la nueva realidad que marquen las urnas del 27 de octubre se plasme en la renovación legislativa de diciembre.