Sin embargo hoy las cosas han cambiado casi dramáticamente como producto de que la verdadera interacción política cotidiana es para el ciudadano su Intendente y consecuentemente este se ha convertido en un referente real y cercano, mientras que un gobernador es cada vez más un referente virtual y lejano.
Para la gente que necesita respuestas directas a sus problemas directos y no discursos de políticas generales que en el mejor de los casos le impactaran a mediano plazo pero en nada aportan a resolver el día a día, el Intendente es su mejor posibilidad de respuesta.
Esto por un lado ha cambiado radicalmente la agenda de los Intendentes, que en el caso de aquellas localidades que superan los 100.000 habitantes, empiezan a tener la complejidad de la una verdadera “ciudad estado”.
El crecimiento de la demanda ciudadana ha aumentado considerablemente el riesgo político de quienes están al frente de los ejecutivos comunales pero también proporcionalmente han aumentado su poder político, hasta tal punto de convertirse hoy en protagonistas fundamentales en las próximas elecciones y en el diseño del armado político futuro.
No es entonces de extrañar que ante semejante aumento de poder y ante la ineficacia demostrada de las políticas de seguridad en la mayoría de las provincias, sean los propios intendentes los que reclamen tener su propia policía a la cual puedan controlar políticamente y al menos marcarle límites y objetivos precisos, cosa que pareciera por ejemplo imposible hacerlo con la policía de la Provincia de Buenos Aires.
Esto esta significando en la práctica, el comienzo de un verdadero proceso de descentralización, tanto política como de gestión, que sin lugar a duda, cambiara las “reglas de juego políticas” en el futuro cercano.
Es muy posible que el escenario de transición entre modelos se dé en el proceso electoral de las presidenciales del 2015, donde existe una buena chance que dos de los potenciales candidatos a Presidente provenientes del peronismo: Sergio Massa y Daniel Scioli, protagonicen a estos modelos de armado político que posiblemente entren en pugna.
No todo dura para siempre a menos que uno siga cambiando permanentemente, esta frase contradictoria en apariencia encierra la lógica política del peronismo y es entre otros factores el eje sistémico de la crisis de oferta electoral de origen no peronista que ha existido y existe en la Argentina.