En ese marco, las presencias y ausencias serán leídas en clave política y aún las presencias despertarán sospechas toda vez que siguen siendo fuertes las versiones de que la sangría no se detendría y que habría más senadores dispuestos a dar el salto hacia el espacio liderado en esa Cámara por Jorge D´Onofrio.
Por caso, se insiste con que la pública afinidad del senador Jorge Ruesga con el histórico referente del peronismo bahiense y actual candidato a diputado nacional por el FR, Dámaso Larraburu, pesaría más que su también pública relación con el Vicepresidente de la Nación, Amado Bodou y lo llevaría a Jorge Ruesga (quien presidió la comisión investigadora del Caso Candela) más temprano que tarde a mudarse de bloque. Actualmente de viaje turístico en el viejo continente, muchos esperan que Ruesga formalice esa decisión a su regreso de Europa.
También está “sospechada” la marplatense Cristina Di Rado, quien tras haber ingresado al cuerpo en mayo de 2011 como reemplazante del fallecido Gastón Guarracino, duró poco en su bancada original de Unión-Pro y archivando sus críticas a la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner, se pasó entusiastamente al FpV. Di Rado es la ex esposa de Juan Garivoto, histórico dirigente del PJ marplatense y actualmente referente “massista” en esa localidad. Hay quienes dicen que es por estos días habitual ver a Di Rado en los locales partidarios que sostiene su ex marido en “La Feliz” y que obviamente “trabajan” para la candidatura de Massa.
De todas maneras, más allá de las sospechas y los cruces de miradas que eventualmente se den esta noche, la incógnita es si se harán públicos en la cena los cuestionamientos que ya hacen en privado muchos senadores a la (in)capacidad de contención tanto de Fioramonti como de Mariotto.
Los críticos miran como en la cámara vecina de Diputados, sin mayoría y proporcionalmente con menos recursos, la conducción del oficialismo que ejercen el titular del cuerpo, Horacio González y el del bloque, Juan De Jesús, solo perdió – por ahora – 3 legisladores cuyos últimos movimientos políticos por otra parte hacían insostenible su permanencia en el FpV, Franco Caviglia, Raúl Pérez y Patricia Rocca.
En el Senado, en cambio, se dio una situación paradójica. Los más críticos y resistentes a la conducción como Baldomero “Cacho” Alvarez de Olivera y Osvaldo “Vasco” Goicoechea han sido prácticamente los últimos en firmar la salida del bloque mientras que sorpresivamente legisladoras que hasta hace muy poco se mostraban cercanos a Fioramonti como Leonor Granados, Diana Larraburu o Patricia Segovia dieron el adiós sin casi ningún preámbulo.
Hasta no hace mucho Mariotto recalcaba en intervenciones periodísticas la “diferencia” del “nuevo” Senado que él preside con el anterior con el argumento de que 21 de los 28 integrantes del bloque oficialista eran “nuevos” y por lo tanto presuntamente “incontaminados” de los vicios de la “vieja política”. Al menos la mitad de los “idos” pueden enmarcarse como “nuevos”.
Fioramonti, por su parte, es apuntada por sus errores estratégicos de conducción. Para muestra sobra un botón, intentó públicamente a fines del año pasado expulsar del bloque a Azucena Ecohozor de Acuña por sus dichos críticos a la política de transporte del gobierno nacional y no solo no logró acompañamiento de su bloque ni de Mariotto para hacerlo sino que tuvo que soportar que pocos meses después la propia Ecohozor abandonara la bancada “motus propio” y con un destino “mejor”, es candidata a diputada nacional por el FR.