Este plan económico llevado adelante por Martínez de Hoz se consolidó a partir de la articulación de dos elementos centrales. El primero de ellos, consistió en abandonar el modelo de desarrollo basado en la industrialización por sustitución de importaciones y establecer al sector financiero como eje dinamizador de la acumulación. Para este fin se operó en dos sentidos. Por un lado, en 1977 se aprobó una reforma financiera cuyo resultado fue el incremento del nivel de inversión especulativa y una significativa reducción en la capacidad del Estado para controlar al sector donde por ejemplo se permitía realizar inversiones especulativas por el lapso de 24 horas. Por otra parte, estos cambios en el sector financiero fueron complementados con una serie de políticas de desregulación y apertura de los diferentes mercados; en donde si bien no todos los sectores fueron tratados de manera igualitaria (industrias con ventajas comparativas, intensivas en recursos naturales, sectores oligopólicos y aquellos productores de bienes no transables fueron protegidos de la competencia internacional), la apertura a la competencia internacional fue específicamente severa para las pequeñas industrias y para los sectores más expuestos a la competencia internacional. El efecto inmediato fue una enorme contracción del empleo en el sector industrial que cayó un 35% en durante el período dictatorial, y en el mediano plazo se logró una creciente desarticulación y reprimarización del aparato productivo local que vio disminuida su capacidad de agregar valor y generar empleo.
Registrate para continuar leyendo y disfrutando de más contenidos de LETRA P.
El segundo elemento esencial del plan de Martínez de Hoz fue la transformación llevada adelante en el Estado, en donde en línea con las ideas neoclásicas de la época, se procedió a reducir la intervención del Estado y dejar operar libremente a las leyes de la oferta y la demanda. Martínez de Hoz, gran admirador del monetarismo de la escuela de Chicago, fue un ferviente defensor de la capacidad auto-regulatoria de los mercados. Asimismo, durante su gestión el fenómeno del endeudamiento externo fue un factor fundamental en la instauración de la nueva dinámica de acumulación y bajo su mandato las deudas del país crecieron más de un 400%.
Las políticas económicas aplicadas por Martínez de Hoz fueron nefastas para la economía argentina y fundamentalmente para las condiciones de vida de la clase trabajadora. Solo durante el primer año de su gestión, la caída del salario real industrial fue superior al 35%, lo que derivó en una importante disminución en la participación del salario en el producto y en un pronunciado incremento en el proceso de concentración y centralización del capital.
Como si su legado económico no bastara, el 4 de mayo de 2010 se le dictó la prisión preventiva por su vinculación con delitos de lesa humanidad en relación a los secuestros de los empresarios Federico y Miguel Ernesto Gutheim, que cumplió con arresto domiciliario hasta el momento de su muerte.
Martínez de Hoz fue uno de los ideólogos y pieza central de un proyecto de largo plazo cuyo objetivo fue el de erosionar las bases que fundaban el modelo sustitutivo de importaciones y que centralmente buscó reducir drásticamente la capacidad de disputa que la clase trabajadora tenía sobre las ganancias generadas. Difícilmente será extrañado.
(*) Juan Santarcángelo es Economista político, docente e investigador del Conicet y de la UNGS.