Cuando se les consulta a las máximas autoridades sobre cómo combatir a los violentos en el fútbol, todos responden lo mismo, desde siempre: “hay que trabajar en conjunto”. Pero eso nunca se lleva a la práctica. Los ejemplos se repiten semana tras semana. Los dirigentes van por un lado, la policía por otro, los funcionarios por otro, y la Justicia, también por otro.
De los 33 liberados, uno tiene pedido de captura, 15 son socios del club y sólo 2 de ellos pueden ingresar al Estadio Libertadores de América, según informó la Comisión Directiva de Independiente. “Se procederá a iniciar a los socios involucrados en dicho acto ilícito el sumario interno correspondiente a fines de proceder según la norma estatutaria vigente en el menor plazo posible, sin perjuicio de iniciar las demandas judiciales del caso como principal actor damnificado”, agregaron en un comunicado.
“Me parece una barbaridad que hayan largado a los 33 detenidos, así se complica mucho”, se quejó Cantero este martes en Radio La Red, detallando además que uno de los socios que había sido detenido el viernes estuvo presente en el grupo de barras que lo apretaron el año pasado en su despacho, en la sede de Avenida Mitre.
“Nosotros no le damos nada a los barras, desde que llegué les cortamos el chorro”, repitió además, pero a la vez lamentándose porque la Justicia, en este caso, parece ir en sentido contrario a su lucha. “Quedamos muy disconformes con la Justicia, lo digo con respeto. Al otro día los largaron”, añadió.
El abogado de la mayoría de los detenidos, Rodrigo González, dijo que la fiscalía consideró que “no había elementos suficientes para atribuirles la tenencia de las armas”. Por eso fueron excarcelados, luego de haber sido indagados en tandas de a cinco en la UFI 4 de Avellaneda.
Los primeros liberados fueron los menores –uno, de 16 años, tenía un arma de fuego al momento de su detención-. Luego, siete adultos que carecían de antecedentes. Entre los que sí tenían antecedentes, había un hombre que estuvo preso por homicidio.
Todos los detenidos pertenecían a la facción de la barra brava liderada por César “Loquillo” Rodríguez. Se iban a enfrentar con los comandados por Pablo “Bebote” Álvarez, según el informe de la Policía.