El poeta Juan Gelman, propuso el término al que definió como “muy popular y dueño de una gran ambivalencia” ya que “entraña la referencia a una persona tonta, estúpida o idiota; pero no siempre implica esa connotación de insulto o despectiva”.
Gelman sostuvo que “en los últimos años me ha sorprendido la acepción o su empleo entre amigos, casi como un comodín de complicidad. Ha venido perdiendo el sentido insultante. Ha mutado a un lado más desenfadado, pero sin perder su origen”.
El atlas estará diseñado por una veintena de escritores de países hispanoamericanos y Estados Unidos, junto a cibernautas que añaden sus sugerencias en el blog que armó el diario español El País, responsable de la iniciativa como “homenaje” a la “diversidad” del español, “una lengua polifónica, policéntrica y en expansión”.
El País convocó a narradores, poetas y ensayistas para que elijan el vocablo que mejor refleja a su país.
La convocatoria se realizó en coincidencia con la presentación de la edición digital del Diccionario de Americanismos publicado por la RAE y la Asociación de las 22 Academias de la Lengua, el cual reúne más de 70.000 entradas y 120.000 acepciones, sinónimos y variantes que pueden consultarse en la Web.
“Vaina” en Colombia, “comodín universal que para todo sirve” en palabras de Laura Restrepo; “sinvergüenzura” en Panamá, “sustantivo de la infinitud y, en consecuencia, de la libertad absoluta” para Carlos Wynter Melo; o “pinche” en México según José Emilio Pacheco, como “epíteto derogatorio” que “degrada todo”, “normaliza y vuelve aceptable una furia sin límites contra algo que nos ofende y humilla pero no podemos cambiar”, puede ser “un empleado, la suerte, un policía” o “lo que a usted se le ocurra”, son algunas de las selecciones.
El Atlas se completa con acepciones como la “yapa” en Ecuador, “algo adicional, un regalo” según Gabriela Alemán; o “pija” en Honduras, adjetivo, verbo y sustantivo que define al órgano sexual y “se ha convertido en una palabra pijuda, es decir muy buena, porque con ella expresamos desde entusiasmo a la indiferencia, pasando por el enojo y estados alterados de conciencia”, señala María Eugenia Ramos.
También están “jailón”, de Bolivia propuesta por Edmundo Soldán (“alguien de la high society, y la connotación suele ser negativa”), la chilena “patiperro” por parte de Antonio Skármeta (los que quieren “romper límites abandonamos nuestros lares con frecuencia tras vagas ensoñaciones”), la paraguaya “curuvica” que decidió José Reyes (“de origen guaraní con sufijo español, se trata del pequeñísimo fragmento resultante de la trituración de algún material sólido”), y de Uruguay “celeste”, propuesta por Claudia Amengual (“una marca de la identidad nacional uruguaya”).
En Venezuela, Rafael Cadenas prefirió “bochinche” (“fiesta escandalosa, luego desorden, alboroto, tumulto y después pasó al ámbito político”), en Costa Rica, Carlos Cortés eligió “tuanis” (“al sustituir la e por la a y la o por la i se crean tuani -bueno-, peli -malo- y muchas más. Tuanis es todo y nada”), y de Cuba, Wendy Guerra propuso “asere” (“la nueva generación de cubanos refiere a asere y ‘asere que bolá’ como el saludo más popular y común que ya nos distingue en el mundo”).
Además, Álvaro Pompo, de España, aportó “contradiós” (“un coloquialismo que se usa para designar un disparate”) y Sergio de la Pava desde Estados Unidos sumó “parqueadero” (“de origen sospechoso en el spanglish“).