De la Asamblea del Año XIII al proyecto argentino que conduce Cristina Fernández de Kirchner

Por Julián Domínguez (*)

 

Hoy los argentinos conmemoramos el bicentenario de la Asamblea del año XIII, la primera experiencia legislativa de nuestra historia. Las ideas que en ella se debatieron y las normas que allí surgieron configuran uno de los cimientos de nuestra identidad nacional.

 

La Asamblea consiguió establecer una legislación que constituyó un importante antecedente para la radicación de principios democráticos y federales, que serían volcados en la Declaración de la Independencia de 1816 y en la sanción de la Constitución de 1853.

 

A 200 años de su celebración, el valor actual de la Asamblea de 1813, radica en el protagonismo de la soberanía política y de la voluntad popular de ser artífices de nuestro propio destino.

 

Las medidas más importantes que decidió aquella Asamblea del pueblo, fueron la   abolición de la esclavitud, la protección hacia los pueblos originarios, la creación de la Moneda Nacional, el Escudo Patrio y el Himno Nacional.

 

Estas son las acciones iniciales de nuestra Asamblea Legislativa, en donde los hombres de la libertad, los argentinos que pensaban un país que los abarcara a todos y en cual se realizaran los sueños de una patria que estaba naciendo, establecieran leyes que ordenaban el deseo de las mayorías y nos libraban de las injusticias, que ocurren cuando intereses minoritarios de adentro vinculados con los foráneos pretenden imponerse.

 

Este momento histórico fue fuente de inspiración de nuestros patriotas, este es el espejo donde se reflejaron los hombres que lucharon por la justicia y la libertad de nuestro suelo, a lo largo de doscientos años de historia, por un país libre del cual la generación de los ´70 dio testimonio con su propia vida.

 

Cada vez que hubo un retroceso en la lucha por estos principios, surgieron líderes  que tomaron su vida y su destino y lo pusieron al servicio de las causas nacionales: San Martín, Rosas, Yrigoyen, Perón.

 

Cuando en la vida de este país aparecieron sombras que opacaban nuestro futuro, en el año 2003 surgió Néstor Kirchner, que dio su vida por los Derechos Humanos y por la soberanía de nuestro pueblo.

 

Hoy Cristina Fernández de Kirchner, nuestra Presidenta, encarna esa batalla y la lleva al último rincón de la Patria, clamando justicia para nosotros, elevando a nuestro país al lugar que debe ocupar en la Asamblea de las Naciones.

 

Pensar los logros de la Asamblea del año XIII a la luz del presente, implica revalorizar la imprescriptibilidad de los delitos de Lesa Humanidad, la renegociación de la deuda externa argentina, la declaración de la soberanía energética a través de la nacionalización de YPF, la Ley de Tierras que le pone límites a la inversión extranjera, la estatización de las AFJP, el nuevo Estatuto del Peón Rural, la Ley de Movilidad Obligatoria, la Reforma de la Carta Orgánica del Banco Central, la Asignación Universal por Hijo, entre otras cosas.

 

Este es un puente que hermana nuestra historia con nuestra identidad nacional. Néstor Kirchner encarnó el sueño de una Argentina unida y de un país más justo, por eso la historia no tiene casualidades. Néstor Kirchner forma parte del sagrado lugar que nuestra Patria conserva para quienes dieron su vida por ella.

 

Quienes militamos para profundizar el proyecto nacional que encabeza nuestra Presidenta nos sentimos convocados cotidianamente por su vocación de servicio, por su valentía de subvertir el orden establecido, por su inspiración en aquellos sueños libertarios y por la fuerza para afrontar los desafíos que nos depara el futuro.

 

En el bicentenario de la Asamblea Legislativa del año 1813, estamos convencidos que de la mano de nuestra Presidente le vamos a entregar a nuestros hijos una Patria mejor, una herencia histórica nacional mejor que la que recibimos de nuestro padres.

 

(*) Presidente de la Cámara de Diputados de la Nación.

 

Javier Milei y la ministra Sandra Pettovello.
Mauricio MacriNoticias Argentinas

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