Daniel Scioli debe dar marcha atrás: admitir, en público, que erró el momento y el movimiento cuando, en mayo, blanqueó su fantasía presidencial para 2015. Sólo de ese modo el espiral rabioso en que entró la interna del PJ puede recuperar serenidad.
Daniel Scioli debe dar marcha atrás: admitir, en público, que erró el momento y el movimiento cuando, en mayo, blanqueó su fantasía presidencial para 2015. Sólo de ese modo el espiral rabioso en que entró la interna del PJ puede recuperar serenidad.
Sin ser textual -no está escrito-, el párrafo simplifica la oferta que el viernes pasado perfilaron intendentes peronistas del conurbano durante una cumbre armada de urgencia para analizar la turbulencia entre Cristina de Kirchner y el gobernador.
El repliegue unilateral de Scioli, ante la hostilidad de Olivos, fue considerado por la jerarquía del PJ como la única salida. Trafica un sobreentendido ambiguo: la Presidente no quiere o no puede, por naturaleza o por táctica, ceder para pacificar.
Un hilo argumental enlaza la propuesta de los alcaldes con el reproche más repetido por el cristinismo: Scioli, dicen, aceleró demasiado los tiempos. Carlos Kunkel, síbilo K, hasta afirmó que la confesión sciolista causó el torniquete económico.
Simple y lineal: el kirchnerismo enfureció frente al prematuro lanzamiento del gobernador y los intendentes del PJ, entre dos fuegos, sugieren que para corregir aquel desperfecto Scioli debe dar públicamente un paso atrás, poner en stand by el ajedrez de la sucesión.
Pautas
La prescripción del peronismo territorial -que un puñado de intendentes planea hacerle llegar a Scioli- incluyó otras pautas:
En privado, hubo chispazos: el randazzista y exministro de Scioli Ariel Franetovich agitó un almuerzo montado por el jefe de los Diputados, Horacio González, con un hiriente stand up sobre el gobernador. Lo tackleó el sciolista Guido Lorenzino. «¿Hace unos meses rogabas para seguir siendo ministro de Scioli y ahora lo considerás un tibio?», lo toreó.
Florencio Randazzo junto a Julián Domínguez y Alicia Kirchner forman el tridente K para transitar la provincia. De Vido, a su vez, hace la tarea de seducción metálica. Aporta Aníbal Fernández. Mariotto es otro estilete. Todos se anotan para 2015 en la provincia.
Propuesta
«Muchachos, tiene que ser uno de nosotros: un bonaerense. Juguemos todos juntos y el que está mejor va», propuso uno, semanas atrás, excluyendo de facto a Alicia K. Presente en la charla, Amado Boudou se iluminó: se sintió renacer en un ring electoral.
La esgrima con Scioli reposicionó a la vieja escuela del PJ, que había comenzado a redactar su testamento. En la batalla bonaerense todavía no apareció la infantería de La Cámpora. ¿Los preserva Cris de Kirchner, o los asume poco diestros para dar esa disputa?
A 100 días de definir candidaturas, el país está ante un conjunto de rarezas que obligan a abandonar criterios interpretativos para comprender la realidad.