Todo comenzó cuando sobre calle 49 cerca de la esquina de 8 un efectivo de Control Urbano de la ciudad de La Plata increpó a un vendedor ambulante de nacionalidad Senegalesa a que finalice la venta de joyas y relojes que estaba ofreciendo y le quitó la mercadería sin labrar el acta pertinente.
El efectivo de Control Urbano -si bien bajó de una camioneta en pésimo estado que decía Control Urbano- vestía de Civil al igual que su compañero quienes en un primer momento fueron cruzados por otros vendedores africanos que se acercaron al foco de conflicto.
Para esa hora, el centro era un constante flujo de personas que realizaban compras por diferentes locales cuando se vieron envueltos en los primeros golpes entre efectivos de Control Urbano y vendedores africanos.
Al llegar personal policial de la comisaría 1ra los primeros incidentes parecían haber finalizado. Uno de los efectivos de control urbano reclamaba la intervención policial para detener a los vendedores al grito de “yo tengo más poder que vos” hacia los efectivos. Algunos comentarios decían que quien gritaba sería el Jefe de Operativo de Control Urbano, una persona calva de un poco más de 30 años.
Todo parecía calmarse pero cuando la policía se retiró el efectivo de Control Urbano permanecía en la esquina de 8 y 49 algo golpeado y enfadado.Insultaba a los vendedores que ya estaban agrupados todos juntos en la vereda de enfrente sobre la mitad de cuadra de 49 entre 7 y 8.
Minutos antes de las 13 horas los incidentes volvieron a repetirse y ante las agresiones verbales los vendedores africanos empezaron a correr a los efectivos de control urbano que se enfrentaron con estos y empezaron los golpes sobre calle 8. Al llegar la policía nuevamente a la esquina detuvo a 2 vendedores y los ánimos estaban cada vez más caldeados.
Otros vendedores ambulantes relataron a Letra P que “los de control urbano usan de patota a gente de la hinchada de Gimnasia” agregando que “esto ya pasó otras veces” haciendo responsable al municipio local. “La solución para el municipio es limpiar las calles de vendedores ambulantes. Pero no hay una fuente laboral para nosotros”.
Un vendedor ambulante que vendía películas explicó a este medio que “cuando levantaron a los vendedores de plaza Italia y los llevaron a 1 y 38, lo que lograron fue dividir a los vendedores. Porque no entramos todos en la plaza”.
Abdulai tiene 18 años, nació en Senegal y hace 3 años que vive en La Plata; en un dificultoso castellano explicó a Letra P que “siempre pasa esto, no podemos trabajar”.
Cuando todo parecía volver a la normalidad, los incidentes llegaron a su máximo esplendor en el mediodía platense. Con los efectivos ya retirados nuevamente de la zona, por calle 50 se acercaba un grupo de 6 personas que al llegar a 8 dobló a la derecha hasta a la esquina de 49 donde estaban agrupados los vendedores africanos, en su mayoría Senegaleses según confió a Letra P Abdulai. En ese momento, sin mediar palabra alguna, y frente a la mirada de decenas de personas empezaron a golpear a los vendedores extranjeros.
De un momento al otro se armó una batalla campal en la esquina de 8 y 49. Al llegar por tercera vez a la zona la policía detuvo a las personas que agredieron a los africanos; lo llamativo es que los detenidos no eran de Control Urbano y hasta el momento no habían participado de los incidentes, sino que llegaron al lugar a provocarlos y tenían un objetivo identificado: los vendedores africanos.
Personal de la comisaría primera empezó a tratar de frenar a los vendedores que -con palos en la mano- querían ir a buscar y ajusticiarse a uno de los agresores que la policía mantenía reducido, mientras esperaba la llegada de un patrullero para su traslado.
“Estos son de la banda de El Papupa; mirá hasta tienen la remera de Gimnasia” dijo un vendedor no africano. “Ese que se llevan es el gordo Poroto, de Altos de San Lorenzo” fustigó otro.
En el accionar de este último grupo agresor no identificado, una de las personas llevaba puesta una remera que rezaba “Filial pechito Messi. La 22”.Más allá de los hechos violentos entre personal de Control Urbano vestida de civil y vendedores ambulantes, la presencia del último grupo que irrumpió en el centro platense da a lugar a las sospechas de algún tipo de convivencia ya que el ataque fue propio de una venganza o acción pre meditada.